Guerra de familia
EL OBJETIVO de acabar con el régimen de Sadam Husein, no alcanzado por la coalición internacional que participó en la guerra del Golfo, podría estar hoy más cerca que nunca a juzgar por la aparición de las primeras grietas en la coraza de seguridad que rodea al dictador: su círculo de colaboradores íntimos parece que comienza a resquebrajarse.Esta semana, dos yernos de Sadam. Husein -y hermanos entre sí-, uno, jefe de la industria militar, y el otro, comandante de la seguridad presidencial, se han refugiado en Ammán junto con sus esposas, ambas hijas del dictador. En los últimos meses ya se habían producido varias destituciones de parientes y allegados al presidente iraquí, como la de su hermanastro, ministro del Interior, y la de un primo, que dirigía la cartera de Defensa.
Es pronto para llegar a conclusiones sobre el verdadero significado de todo ello con respecto a la supervivencia del régimen. Sadam, que maneja con mano cruel y maestra la represión, ha sabido salir de situaciones peores. Pero el hecho de que Irak esté organizado en tomo a un núcleo de poder muy cerrado, en el que abundan parientes y allegados de toda la vida, en gran parte árabes suníes, como contraposición a la mayoría de la población, shií, o de la otra nación que habita en el país, el pueblo kurdo, hace que la base del régimen sea siempre limitada.
Si, por otra parte, los fugados permanecen en Ammán, donde el rey Hussein mantiene relaciones razonablemente buenas con Sadam, ello, seguramente, querrá indicar que los dos yernos piensan quedarse al margen de la oposición al régimen, con bases en Irán y Siria. Si, por el contrario, abandonan su residencia actual, incluso si es para ir a Occidente, el movimiento apuntaría a que la tropa de enemigos de Sadam no deja de crecer.
Parece verosímil pensar que, tras el fracaso de numerosas tentativas norteamericanas de acabar con el dictador iraquí por medio del asesinato o del fomento de rebeliones locales, el mayor peligro para la continuidad del régimen debería venir del alejamiento progresivo de Sadam de parte de esa corte, hasta ahora férrea y disciplinada, de colaboradores y paniaguados que viven del mantenimiento de la actual situación política.
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