Las familias no gastan
La recuperación de la economía española sigue sin manifestarse en las decisiones de gasto de las familias. El consumo, privado, lo ha confirmado el informe trimestral del Banco de España, continúa dominado por unos estados de ánimo no muy distintos a los que informaban el comportamiento económico de los hogares españoles durante la pasada recesión, La gente se lo piensa dos veces antes de decidir la renovación del tresillo y, desde luego, a tenor de los últimos indicadores, antes de comprar un automóvil. Desde 1993, las familias españolas, ahorran más, pero no necesariamente porque estén satisfechas de sus exigencias básicas. de consumo.Aun cuando la renta familiar disponible, y su componente principal, la remuneración de los asalariados, ha ele vado ligeramente su ritmo de crecimiento con relación al año anterior en el segundo trimestre de este año el consumo privado ha estabilizado el suyo por debajo' del 2%, mientras que el conjunto del producto interior bruto (PIB) lo ha hecho en el 3, 1 %. Este singular comportamiento del consumo privado en relación a fases precedentes de recuperación de la economía española es tributario de la incertidumbre sobre la evolución, de la situación ecónomica y su particular incidencia en las economías familiares. Al deterioro de los indicadores de confianza no es ajena la mayor flexibilidad introducida en el mercado de trabajo -as menores garantías de estabilidad en el empleo y de crecimiento de las rentas salariales- y las cautelas con que se contempla la evolución de las condiciones financieras de la economía. , Tras las desagradables sorpresas que para algunas. familias,. supusieron las elevaciones de los tipos de interés en este año, las actuales dificultades para anticipar su descenso a corto plazo acentúan su carácter disuasorio sobre las decisiones de gasto, en especial en bienes de consumo duradero. Las resistencias a la baja de la tasa de inflación -situada a pesar de la atonía del consumo, tres puntos porcentuales por encima de las tres economías más estables de la Unión Europea- y los problemas existentes para conducir el déficit público hacia los objetivos propuestos no permiten anticipar mejoras sustanciales en esas condiciones de financiación, por mucho que se intensifique la competencia entre los prestamistas. Tampoco favorece el consumo la nebulosa que se cierne sobre la cobertura de las prestaciones sociales en el futuro y particularmente la de las pensiones. Es en relación a las dificultades para alterar estas expectativas -para restaurar la confianza- donde hay que situar esa referencia del informe del Banco de. España a "factores de índole extraeconómica, como inhibidores adicionales del consumo de las familias..
El resultado de todo ello es un patrón de comporta miento económico de las familias españolas más afin; al existente en otros paises europeos y, desde luego, mucho Más racional que esa característica tendencia a vivir al día de sectores importantes de nuestra población. Aún cuando no existen todavía elementos suficientes que permitan con firmar que esa orientación más precavida de la administra ción familiar sea una modificación de carácter estructural, y sin menoscabo de la adversidad de sus factores determinantes, la mayor propensión a ahorrar es, tanto más saludable cuanto más evidente es su coexistencia con significa tivos aumentos en el crecimiento de- la inversión empresa rial y en el empleo. Absurdo sería que, en las Condiciones actuales, ese liderazgo en la contribución al crecimiento de la economía lo mantuviera el consumo. privado.
. Lo prioritario ahora es garantizar que el consumo público hace lo propio y que los agentes que. siguen, disponiendo de discrecionalidad suficiente para elevar sus precios y márgenes encuentren en las reformas estructurales pendientes el correctivo a sus no menos singulares comportamientos.
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