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Los modistas lamentan las dificultades de la moda española por falta de apoyo industrial

Los diseñadores subrayan que existen pocas fábricas que desarrollen sus creaciones

Amelia Castilla

El prêt-á-porter español no goza de buena salud. Los diseñadores Victorio & Lucchino, Adolfo Domínguez y Jesús del Pozo, que en estos días trabajan en las colecciones primavera-verano 1996, coinciden en que uno de los males es la falta de adecuación entre la industria Y la moda. "Si , detrás de un diseño no hay una industria, ya puede ser la obra de arte que sea que se pierde" dice Del Pozo. Cibele s y Gaudí, los dos escaparates del diseño español, se celebrarán en Madrid y Barcelona en septiembre. Llegan cargados de colores fuertes y supondrán un nuevo destierro de la minifalda.

Todos coinciden en que fuera de la industria no se hace nada. Sin apoyo productivo, los diseñadores es pañoles trabajan como si vivieran en los años treinta cuando la alta costura marcaba el rumbo. Todos los modistas consultados coinciden en que los dictados de la moda pasan por París, Milán, Tokio y Nueva York. Pero las cosas siempre pueden,cambiar. "Corno ejemplo de recuperación ahí está el caso americano, donde tres diseñadores: Ralph Lauren, Calvin Klein y Donna Karan han conseguido levantar la moda", dice Adolfo Domíngez.No le falta ilusión a Jesús del Pozo, uno de los modistas españoles con. mayor proyección internacional, quien reapareció en la última edición de Cibeles con una colección de 30 trajes de fiesta tras dos años de ausencia motivados en buena medida por la falta de apoyo industrial. El diseñador madrileño, que desfiló en París a principios de los años ochenta con Giorgio Armani, Montana o Versace, no está dispuesto a rendirse. "El diseño español gusta mucho fuera de nuestras fronteras, pero, no tenemos capacidad para servir los pedidos. De los desfiles en el extranjero recuerdo que nosotros éramos los únicos que no teníamos ni una mesa para tomar nota de los pedidos. Fue una experiencia terrible, personalmente tuve que decirles a muchos clientes que no podía comprometerme, porque ni tenía posibilidad de fabricar las prendas ni existía un control de calidad del producto".

Para este modista, la falta de apoyo industrial tiene que ver con la evolución del país. "Durante 40 años, la industria textil tuvo las puertas cerradas del mercado internacional; con la apertura democrática, tras sobrevivir en un régimen de protección total, se encontró con la competencia y no supo cómo reaccionar". dice Del Pozo, quien reconoce que sobrevive de las ventas que le proporciona Duende, su perfume particular.

Inasequible al desaliento, Del Pozo reaparecerá este otoño en las pasarelas con una nueva colección de prêt-á-porter.

Una de las contadas excepciones del panorama nacional está el caso de Adolfo Domínguez, de los pocos que ha conseguido sobrevivir con su propia industria y su estilo intemporal. Domínguez vive volcado en la apertura de nuevas tiendas: 112 establecimientos llevan su nombre en todo el mundo, y Madrid y Barcelona tendrán nuevos establecimientos en los próximos meses. "Nuestro medio de comunicación son las tiendas, por eso optamos por no hacer pasarela", asegura el diseñador gallego.

"El nivel estético -especialmente Jesús del Pozo y Sybilla- los diseñadores es alto, pero si no colaboras con el tejido productivo no haces nada. Algunos confunden la moda con el arte. Esto tiene un omponente artístico importante, pero hay que integrarlo con el mundo de la industria para que tenga una presencia real en el mercado. El conjunto es lo que llamamos moda".

El análisis de Domínguez sobre la industria del vestir tampoco es malo. "Ahí están el Corte Inglés, Zara, Mango o Cortefiel, que se han convertido en empresas muy potentes".

Imagen y expansión

José Luis, de Victorio & Lucchino, cree que la moda de España va muy bien en cuanto a imagen y expansión, pero que se enfrenta al gran problema de la ausencia de industria. José Luis, que se encontraba ayer preparando uno de los vestidos de novia que presentarán en el próximo Salón Gaudí, considera que a los creadores españoles les sobra creatividad y les falta visión comercial. "Los industriales españoles siguen prefiriendo irse a los desfiles extranjeros con la Polaroid y piratearlo que se hace fuera antes que contar con el trabajo de Juan Rufete, presidente de la Asociación de Diseñadores de Madrid, opina que una de las claves es la falta de organización tanto a nivel estatal como de los propios diseñadores: "Es una especie de maldición, no somos capaces de ponernos de acuerdo. Aquí nadie apuesta por la moda. El Ministerio de Industria lo intentó, pero aquello quedó sólo en buenas intenciones. Deberíamos aprender de los italianos, a ellos les han apoyado antes de que hubiera producto".Tampoco parece que el diseño español tenga impacto en la prensa internacional. La revista The Face publica en su último número una lista (muy, londinense) de los 100 nombres más influyentes en el mundo de la moda y sólo el canario Manolo Blahnick figura en ella. "Sus zapatos son los más sexys ", dice The Face.

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