Tudjman afirma que no negociará con Milosevic si no asiste también Izetbegovic
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, perdió ayer la ocasión de apuntarse un éxito como mediador y anfitrión de una cumbre entre los líderes de Serbia, Slobodan Milósevic, y Croacia, Franjo Tudjman, cuando éste último, en contra de lo anunciado en Moscú, rechazó la invitación. Tudjman exige, tal vez para deshacer las extendidas sospechas de pacto con Belgrado para repartirse Bosnia, que el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, participe en la reunión. Quedan así por tierra las ilusiones de protagonismo del Kremlin, cuando la presidencia, el Ministerio de Exteriores y los medios de comunicación rusos daban ya por hecho que la cumbre se celebraría hoy. Pese a todo, Milosevic mantiene su plan de viaje.
Desde Zagreb, la portavoz de Tudjman, Natasha Raiakovich, manifestó a la agencia Interfax que éste había declinado la propuesta de Yeltsin y que las informaciones sobre su supuesto viaje a Moscú habían comenzado a divulgarse mucho antes de recibirse la invitación oficial. Raiakovich dice que Tudjman está dispuesto a viajar a la capital rusa si las conversaciones se preparan cuidadosamente y si participa también en ellas el líder bosnio, Alija Izetbegovic. Sobre este último punto había insistido el día anterior el representante de Alemania que, como otros Estados occidentales, reaccionó con poco entusiasmo a la propuesta de Yeltsin. La situación en la antigua Yugoslavia y las posibilidades de una salida de la crisis fueron el principal tema de la conversación telefónica que el presidente ruso mantuvo ayer con el canciller de la República Federal de Alemania, Helmuth Kohl.Serguéi Medvedev, el secretario de Prensa de Yeltsin, manifestó ayer que Tudjman había aceptado primero la invitación y luego la había rechazado, y los observadores rusos atribuían el cambio de postura a las supuestas presiones occidentales sobre Croacia o a la tensa situación en Krajina y en Eslavonia Oriental. En lo que se refiere al líder serbio, Slobodan Milosevic, éste confirmó su intención de entrevistarse hoy con Yeltsin, y debía llegar a Moscú a última hora de la noche de ayer.
La cumbre tripartita abortada ayer fue la primera iniciativa internacional del presidente Yeltsin después de reincorporarse a su trabajo en el Kremlin tras una ausencia de casi un mes debido a un ataque al corazón. La iniciativa, que Yeltsin divulgó cuando paseaba por los jardines del Krenilin, hubiera podido contribuir a mejorar la imagen del presidente ruso, aunque los comentaristas divergen sobre el grado de preparación de la cumbre y la elaboración de nuevas ideas para tratar de remontar la crisis. El ministro de Exteriores, Andréi Kózirev, comenzó el lunes sus vacaciones en el mar Negro, pero dijo que regresaría a Moscú si su presencia era necesaria.
Citando fuentes del Ministerio de Exteriores, la agencia Interfax considera que al cambio de postura de Tudjman puede haber contribuido la misiva oficial que Kózirev mandó el martes al secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali. El texto, divulgado ayer por la agencia Itar-Tass, señala que el ataque croata en la Krajina pone en entredicho los esfuerzos de las Naciones Unidas y de los mediadores internacionales. Asegura también que las acciones croatas para conquistar las zonas pobladas por los serbios habían sido "indirectamente alentadas" desde varios países importantes. "El principio de una solución justa se está sacrificando a la filosofía de los hechos consumados", afirmaba el jefe de la diplomacia rusa en la misiva y advertía de las "graves consecuencias" de tal enfoque tanto para la solución de la crisis yugoslava como para el papel de la ONU.
Por otra parte, Yeltsin, en una entrevista concedida al diario japonés Nihon Keizai, hace notar a Estados Unidos que el levantamiento unilateral del embargo de armas a los musulmanes de Bosnia dejaría a Rusia en situación de suministrar también armamento a los serbios.
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