Sobrevivir
El pomposo bamboleo de posaderas del juez campeador subiendo al trote las escaleras de la Audiencia Nacional, la ridícula petulancia provinciana de Pedro el de la Honda, la desfachatez insultante de Amedo cara de ángel, las beatíficas confesiones de Dambo el del Mambo, la inmaculada oratoria del que juega al paddle con el De la Honda: entre tanto fólclor trasnochado uno se las apaña para sobrevivir leyendo los divertidísimos criptogramas de Miguel Ángel Aguilar y compartiendo el dolor de Forges más amargo, el que no soporta la iniquidad del genocidio bosnio ni la indiferencia culpable de Occidente.-
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