Australia, decidida a que las pruebas nucleares cuesten caro a Francia
El primer ministro australiano, Paul Keating, aplaudió ayer las medidas de represalia que diversos países, asiáticos están tomando contra Francia por su empeño en realizar ocho ensayos nucleares en el atolón de Mururoa, en el Pacífico Sur. "Es el precio que los franceses tienen que soportar", dijo. "Esperábamos de las democracias una mejor actitud hacia las naciones pequeñas y, en particular, si están fuera del territorio metropolitano", añadió Keating en una velada acusación de autoritarismo a París.La crítica fue cazada al vuelo en Francia, cuyo portavoz gubernamental, François Baroin, se apresuró a contestar que detrás de toda la campaña contra los ensayos nucleares se esconden "razones geopolíticas y económicas que apuntan a considerar que tal vez Francia ya no tiene sitio en esta zona".
La carrera del Gobierno australiano contra los intereses franceses aumenta día a día. Ayer el ministro de Defensa, Robert Ray -que el martes provocó la llamada a consultas del embajador francés en Canberra, al excluir a la compañía Dassault Aviation de un contrato para la renovación de la flota de entrenamiento aéreo-, pidió a los seis gobiernos provinciales de Australia que participen en las medidas de represalia dictadas por el Gobierno central.
Serias diferencias
En un intento de mejorar las relaciones, ayer se entrevistaron en Brunei, con motivo de su asistencia al Foro Regional de la ASEAN (ARF), el ministro de Exteriores australiano, Gareth Evans, y el ministro francés de Asuntos Europeos, Michel Barnier. La reunión fue diplomáticamente calificada de "cordial", lo que dejó entrever las serias diferencias existentes.Nueva Zelanda, que ha hecho causa común con Australia en oponerse radicalmente a nuevas pruebas nucleares en el Pacífico, señaló que un barco de investigación de su Armada, permanecerá 40 días a pocas millas de la zona de exclusión francesa del atolón de Mururoa para prestar apoyo a las flotillas ecologistas que protestan por la acción francesa.
Mientras, la organización ecologista Greenpeace envió ayer una carta al ministro de Exteriores español, Javier Solana, en la que expresa su "decepción y rechazo" por la posición mantenida en el ARF. Solana, en tanto que presidente de la Unión Europea (UE), se negó a suscribir la petición del ARF de cese inmediato de las pruebas nucleares. El ministro declaró posteriormente que esa era la posición de la UE, pero que el Gobierno español se opone frontalmente a la realización de nuevas pruebas.
Por otra parte, en un gesto cuanto menos polémico, Jean-Claude Lesquer, jefe de la misión de agentes secretos que hundió hace diez años en Nueva Zelanda al barco antinuclear Rainbow Warrior, ha sido nombrado por el presidente de Francia, Jacques Chirac, Gran Oficial de la Legión de Honor, la segunda condecoración de mayor rango.
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