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El mayor incendio forestal del año devasta los bosques de Somosierra

Vicente G. Olaya

El mayor incendio forestal de este año en Madrid levantaba anoche -más de 30 horas después de su comienzo- gigantescas columnas de humo y fuego en las cumbres de Somosierra (104 habitantes). La humareda era visible ayer a varios kilómetros.Entre 400 y 500 hectáreas de pinos -las bomberos aún no han evaluado la extensión calcinada, que anoche seguía aumentando- han resultado por el momento afectadas por este fuego todavía no controlado. Un rayo, caído a las siete de la tarde durante la tormenta seca que abatió la región el lunes, inflamó el arbolado del pico Cebollera, el punto más alto de la comarca. En pocos minutos, las llamas se desbordaron monte abajo formando un anillo descendente de fuego de más de tres kilómetros.

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Una polémica encendida

El mayor incendio del año coincidió con otros fuegos. En Oteruelo, una pedanía de Rascafría (1.400 habitantes), un frente de dos kilómetros consumía, al cierre de esta edición pinos, hayas y robles. Las llamas se extendieron en un frente de dos kilómetros de longitud. El incendio afecta a una zona arbolada y de monte bajo de difícil acceso por carretera.

En el puerto de Canencia (444 vecinos) renació el incendio que el lunes había calcinado 250 hectáreas de monte y que afectó también a los términos de Bustarviejo y Miraflores.

Las llamas devoraron un pinar con 40 años y se quedan a un kilómetro de Somosierra. En el siniestro de Somosierra, 15 dotaciones de bomberos madrileños, de Segovia y Guadalajara luchan contra este siniestro. A los 110 hombres desplazados a los montes de Somosierra, les ayudaban cinco helicóptores apagafuegos, un hidroavión procedente de Reus (Tarragona) con capacidad para 12.000 litros de agua, dos aviones del ICONA y seis motobombas. El fuego se extendía ayer a lo largo de dos grandes frentes; uno de ellos, a pocos kilómetros del casco urbano de Somosierra. Entre las llamas y el municipio se tuvo que abrir una enorme zanja cortafuegos.

El hayedo a salvo

En un hostal de Somosierra se instaló ayer el puesto de mando para batir el fuego. Desde allí, Luis Mallo, director general de Protección Ciudadana, reconocía que era el "mayor incendio que sufre la región este año

Según Mallo, "la sequedad del terreno, la densidad de la masa arbórea y el fuerte viento [entre 30 y 40 kilómetros a la hora] complican las labores de extinción". Mallo descartó que el fuego se pudiese extender hasta el cercano de Montejo la Sierra (268 habitantes), donde se sitúa el hayedo más meridional de Europa. "Hasta cierto punto tenemos controlado el fuego. La fuerza del frente sur [dirección Montejol remite, mientras que el frente norte continúa con fuerza [dirección Segovia]", comentaba.

A pesar de la magnitud de las llamas, no se han registrado heridos. Sólo seis bomberos fueron asistidos ayer de pequeñas quemaduras y ligeras intoxicaciones causadas por el humo. Una de estas personas necesitó incluso respiración asistida pero su estado no resiste gravedad. "Por el momento, se está actuando con mucha profesionalidad y no tenemos que lamentar víctimas", explicaban miembros de la Cruz Roja desde el puesto de mando de Somosierra.

No obstante, algunos vecinos de Somosierra se quejan de la lentitud con la que aparecieron los primeros equipos de bomberos. "Vimos caer el rayo y como surgían las primeras llamas. Nos dio tiempo, incluso, a recoger el ganado que andaba suelto por los montes. Al principio no parecía mucho, pero los bomberos tardaron varías horas en llegar. Si hubiera habido algún retén cerca, lo habríamos apagado en seguida. Esto no tiene sentido", recordaba Bernardo del Pozo, vecino de Somosierra.

Mallo replica: "Los bomberos acudieron con rapidez. [En el cercano municipio de Lozoyela hay un importante parque]. Lo que ocurrió es que el terreno donde se ha desatado el incendio es de difícil acceso y se originó por la tarde cuando las labores de extinción son mucho más complicadas. Los aviones, por ejemplo, no pueden volar sin luz. Además" algunas dotaciones estaban luchando contra otros fuegos cercanos, como el de Miraflores".

Bernardo del Pozo, de 63 años, mostraba ayer su desolación por el siniestro. "Yo mismo planté, hace 40 años, muchos de los árboles que ahora arden. Muchos vecinos participaron en la repoblación. Nos pagaban 20 reales por cada agujero que hacíamos para los pinos. Ésto es un auténtico desastre para todos", comentaba.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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