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La dimisión de Cañellas abre la batalla por su sucesión

La convulsión interna desatada en el Partido Popular de Baleares tras la dimisión de Gabriel Cañellas por el escándalo del túnel de Sóller ha desembocado en una sorda batalla por hacerse con los dos cargos ahora vacantes: la presidencia del Ejecutivo regional y la dirección del partido en las islas. Cafiellas intenta dirigir su sucesión buscando el cambio generacional, opción que se ve con buenos ojos desde la cúpula del PP en Madrid. La actual vicepresidenta regional, Rosa Estarás, y el consejero de Economía, Jaume Matas, cuentan con opciones. Otra candidatura que cobraba fuerza ayer era la del actual presidente del Parlamento balear, Cristóbal Soler. Joan Verger, uno de los dirigentes populares más distantes del dimisionario, es el único que se ha autopropuesto públicamente para presidir el Gobierno. El grupo parlamentario y el comité ejecutivo regional despejarán hoy la incógnita.

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