La Unión Europea alcanza un acuerdo de cooperación mediterránea con Israel

La nueva política mediterránea de la Unión Europea (UE) dio ayer dos pasos importantes. Uno -previsto-, la firma del acuerdo de asociación con Túnez, el pionero de los doce planeados conpaíses de la cuenca sur y el Próximo Oriente. Otro -que parecía difícil y resultó, imposible bajo presidencia francesa-, fue el consenso interno entre los Quince que abre paso a la rúbrica de un acuerdo muy similar con Israel.

El acuerdo con Israel estuve, durante meses erizado de dificultades. Las últimas fueron vencidas ayer, gracias a la presión combinada de la presidencia española y de Alemania, que ante la reticencia francesa y de Bélgica y Holanda exigieron una reunión paralela de expertos que allanase el camino. Ya antes, España había conseguido un mecanismo algo alambicado por el cual el mejor trato dispensado a las naranjas israelíes no podrá ser utilizado como precedente para las de otras zonas.Quedaban las reivindicaciones francesas, de alcance agroalimentario: un aumento de los contingentes de exportación del maíz dulce y unas garantías de estandarización del foie gras, de forma que no se confunda el hígado de oca con el del más modesto cerdo. Se obtuvieron. Quedaban las reticencias de belgas y holandeses a la presencia de la delegación israelí (con voz, pero sin voto) en la comitología de los planes de investigación y desarrollo, por su sospecha de un posible doble juego del Gobierno israelí con los científicos norteamericanos. Al final se encontró la fórmula: podrán asistir, pero los Quince se reservan reunirse a solas, con carácter excepcional, y habiendo informado a los socios.

Israel será el segundo socio mediterráneo de la UE. El primero lo es ya, desde ayer, Túnez. Javier Solana, el vicepresidente de la Comisión; Manuel Marín, y el titular tunecino de Asuntos Exteriores, Ben Yahia, firmaron ayer el acuerdo. "Esta es la piedra fundacional del espacio económico euromediterráneo", dijo Solana. Los tunecinos entienden este pacto como un punto y aparte entre su antigua economía protegida y "el actual programa global de pase a una sociedad civil y a una democratización irreversible", señaló Yahia.

El acuerdo liberaliza el comercio bilateral. Los productos industriales europeos entrarán -en un 60%- sin aranceles en el mercado tunecino, durante cinco años, y en el plazo de doce años la liberalización será completa. Los productos agroalimentarios se liberalizarán más suavemente.

El acuerdo de cooperación con Vietnam, firmado también ayer por Solana, Marín y el ministro vietnamita Nguyen Manh Cam, tiene un añadido simbólico. Es una demostración de que "la guerra fría está también terminando en el Sudeste asiático", manifestó Marín. El vicepresidente de la Comisión recordó que la UE normalizó sus relaciones diplomáticas con ese país en 1990 (EE UU acaba de anunciarlo ahora), lo que entonces levantó "críticas y recelos". El acuerdo, de fuerte contenido comercial, incorpora también una cláusula de derechos humanos, como recalcó Solana.