CIU romperá hoy su pacto con el PSOE y tendrá en cuenta los escándalos para definir la nueva relación
El comité de enlace de CiU se encontrará hoy sobre la mesa, antes de formalizar la ruptura de su pacto con el Gobierno central y establecer cómo serán las nuevas relaciones con los socialistas, un nuevo episodio del caso GAL que compromete gravemente a ex altos cargos del Ministerio del Interior. Precisamente la aparición de nuevos escándalos es lo que hace que los nacionalistas catalanes, no quieran comprometerse del todo en apoyar al Gobierno para que convoque elecciones generales en la primavera de 1996. Según la gravedad de lo que pueda surgir, CiU quizá tenga que decir que lo conveniente para todos es que haya generales después del verano.
Las desconcertantes palabras de Jordi Pujol, el viernes, cuando dijo que este otoño podrían celebrarse "tanto las elecciones catalanas como las españolas" podrían tener bastante que ver con su temor a la aparición de nuevos escándalos políticos. En todo caso la esperanza del Gobierno está en que sea cual sea la rnodalidad de ruptura que elijan sus hasta ahora socios, se aleje la hipótesis de que pasan a la oposición radical.La dirección de Convergència Democrática (CDC), no obstante, sigue considerando que el calendario político ideal es el que sitúa las elecciones autonómicas catalanas este otoño y las generales en primavera. La reunión se celebra para consagrar la ruptura anunciada. En palabras de los nacionalistas, hoy se acordará el fin del "apoyo global" al Gobierno y se recuperará "la libertad de acción". La posición de partida de Pujol es que esa ruptura no impida a González seguir gobernando hasta el fin de la presidencia española de la Unión Europea, el 31 de diciembre.
Es ésta una posición moderada no compartida por una parte de la dirección de la coalición nacionalista, más partidaria de una ruptura sin concesiones ni modulaciones para evitar que el deterioro socialista les arrastre en la caída a pocos meses de unas elecciones catalanas en las que CiU se juega conservar la mayoría absoluta.
Los nacionalistas son conscientes de que, en la situación política española actual, cualquier previsión está sujeta a cambios producidos por elementos que no controlan: desde un nuevo escándalo de envergadura que hunda al Gobierno hasta maniobras de dentro de la propia familia socialista para adelantar las elecciones legislativas a este otoño aprovechando la primera discrepancia con CiU.
Contradictorios
La negociación de los presupuestos, además, no será fácil y aún puede deparar sorpresas, porque aunque acepte entrar en la negociación presupuestaria, CiU deberá hacer muchos equilibrios para que esa política no perjudique sus expectativas electorales catalanas, lo cual se puede traducir en mensajes contradictorios hacia afuera.El secretario general adjunto de CDC y portavoz oficial del partido, Pere Esteve, declaró ayer que las preferencias de los nacionalistas son celebrar las elecciones autonómicas este otoño y las legislativas después de que concluya la presidencia española de la Unión Europea. Este es el calendario "más probable", en opinión de Esteve, quien no descartó sin embargo que "por otros factores", que no precisó, este calendario se invierta. En cualquier caso, insistió, las elecciones autonómicas y generales no deben coincidir.
Ése fue el acuerdo de principio alcanzado por Felipe González y Jordi Pujol cuando se reunieron, el pasado jueves, en el palacio de La Moncloa.
Por su parte, el Gobierno aguarda hoy con la máxima expectación las deliberaciones de CiU a sabiendas de que el buen tono de Jordi Pujol en su conversación del pasado jueves con el presidente del Gobierno, Felipe González, puede enturbiarse con las opiniones radicales que el político catalán escuche hoy.
González ofrece a CiU la seguridad de que no hará coincidir sus comicios con los autonómicos, el desbloqueo de las leyes autonómicas que afectan a Cataluña y la negociación inmediata de leyes para toda España pero que son especialmente sensibles para los nacionalistas. Antes asumió responsabilidades políticas por el escándalo del Cesid con las dimisiones de Narcís Serra y Julián García Vargas. Más no puede dar, aseguran fuentes gubernamentales. Eso sí, si CiU pasa a la oposición radical, habrá elecciones después del verano. Lo cierto es que Felipe González, al día de hoy, no tiene intención alguna de convocar elecciones después del verano, pero comprende que los nacionalistas no quieran dar por sentado que sus elecciones sean en noviembre y las generales en marzo.
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