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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Magia y fulgor

Empezó el flamenco del verano en la Villa y Corte, y lo hizo de la mano de Jerez. Un buen guía, indudablemente. La fiesta final tuvo la magia y el fulgor jerezanos, en que varios de los participantes dieron su patadita por bulerías, unos mejor y otros peor, pero el clima se logró.Salvo alguna excepción entre los secundarios, todo el personal era jerezano. Y entre ellos algunas de las grandes, grandísimas, figuras actuales. Nadie puede poner en tela de juicio la clase cantaora de José Mercé, quien tiene en su sangre, pero también en su mente y en su corazón, la savia y el sentimiento jondo de los flamencos de raza. Nació en el cante, creció con el cante y vive para el cante, para hacernos el don del cante. que lleva una denominación de origen de tanta solera como la de Jerez.

¡Jerez, Jerez!

Cante: José Mercé. Toque: Moraíto Chico. Baile: Joaquín Grilo. Conde Duque, 14 de julio.

En la primera parte hizo cuatro estilos de una belleza absoluta: tonás, soleares, siguiryllas y alegrías. Los tres primeros son quizá los más difíciles del flamenco, y Mercé les dio lo que hay que darles: grandeza y jondura sobrecogedores. Después cambió a la jovialidad gaditana, saliéndose de lo trillado para introducir giros y cambios inéditos que se llevaron a la gente de calle. En la segunda parte sé alivió legítimamente, dando entrada al grupo de ritmo..

Con Mercé, la guitarra de Moraíto Chico, quien no ha cumplido aún los 40 años, pero que en los toques más específicamente jerezanos -las bulerías muy especialmente- hace gala de un arte suntuoso y magistral, ofreciendo un sonido que cala hondo-jondo con asombrosa facilidad. Y su vuelta por bulerías, sensacional. Moraíto es uno de tantos flamencos jerezanos dotados para ejercitar con solvencia cualquier faceta de su arte.

Joaquín Grilo se despega un tanto de este conjunto artístico. Siendo un notable bailarín-bailaor, a quien se le nota el paso por compañías de danza académica, ha perdido un tanto la frescura propia de la tierra, elabora demasiado ciertas soluciones y repite hasta el aburrimiento tics y gestos (el llamado en el argot profesional "dar jabón", por ejemplo). Me gustaría ver a Grilo dirigido por un buen coreógrafo flamenco, creo que sería otro bailaor; para bien.

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