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La novela negra se renueva sin perder su inquietud social

La capacidad de adaptación de la novela negra a las nuevas circunstancias y tendencias sociales, políticas y culturales, junto a su permanente talante escudriñador sobre la realidad y el entorno inmediatos, constituyen el fundamento de su supervivencia. El sida, la corrupción, la marginalidad, las subculturas o la ciencia-ficción se han incorporado con prontitud y naturalidad al género neopoliciaco. Así lo pusieron de manifiesto en la Semana Negra de Gijón los autores del Neopolar francés, aquellos que se incorporaron al género negro siguiendo los pasos de Jean Patrick Manchette, el gran modernizador de la novelística policial en el país vecino.Si el Neopolar francés ha estado protagonizado en las últimas décadas por una veintena de autores que tenían 20 años en 1968 y participaron desde planteamientos de izquierdas en los sucesos de mayo en París, muy recientemente se ha empezado a producir la incorporación de una nueva generación. "Hay que ser optimistas sobre el futuro de la novela negra francesa", opina el escritor Claude Mesplede. "Los jóvenes autores no siguen el mismo camino que sus predecesores porque las circunstancias sociales y políticas no son las mismas que en los, años sesenta y, por tanto, los cauces políticos, sociales y culturales no pueden ser tampoco iguales".

Visión nueva

Son escritores que frisan la treintena, que no participaron en los sueños idealistas de los años sesenta y que en no pocos casos han trabajado con anterioridad como camareros. Pero aportan una visión nueva. "Han incorporado temas de gran actualidad, como el sida, en unos casos, y en otros han iniciado un camino hasta ahora inédito, mezclando la novela negra con la literatura de anticipación", sostiene Mesplede, del mismo modo que "hace 20 años", afirma el editor y estudioso Francoís Guerif, "la. literatura policial francesa introdujo la política y la contestación en el género, dedicado hasta entonces al hampa y a los bajos fondos". Hoy conviven en el género, agrega Guerif, "los seguidores de la tradición psicologista, los que responden a una influencia norteamericana, un tercer grupo que es directo heredero del Polar y un colectivo de autores nuevos, que incluso toman la dirección de la ciencia-ficción".Pero cualquiera que sea el tiempo histórico que se elija (el pasado clásico, como hace el uruguayo Daniel Chavarría, o el futuro impredecible de la ciencia-ficción), la novela negra mantiene siempre una inalterada actitud de preocupación e inquietud social. "Se habla mucho en Francia de la mezcla de ciencia-ficción y novela negra, pero, cualquiera que sea la diferencia entre estos autores y sus predecesores, los temas sociales y políticos siguen teniendo un gran peso en la literatura negra francesa", sostiene el autor galo Jean-Claude Izzo. A su juicio, "el resurgir de la extrema derecha es un buen tema para la novela negra", como lo es la crisis económica y el desmantelamiento industrial.

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