Vallenazo
El vallenato logró llenazo en Las Ventas. Carlos Vives convierte la música de los campesinos y pastores colombianos en espectáculo de masas danzantes. La plaza era un puro movimiento. No olía a toro, sino a vaca. Los tendidos y la arena estaban tomados por musas que bailaban a su bola y aclamaban al apolíneo artista.Vives exhibe catadura moderadamente lánguida (en otro tiempo fue galán de culebrones), pero su propuesta es potente, incluso vertiginosa. De vez en cuando, dialoga con la multitud. Sabe muy bien que en este negocio es conveniente encandilar a las mujeres y darles cuartelillo. "¿Cómo se portan los varones aquí, en Madrid?", preguntó. División de opiniones. Unas gritaban que bien; otras, que mal. El gineceo estaba retozón y cantarín, quizá ensoberbecido.
Carlos Vives
Carlos Vives (voz y armónica), Egido Cuadrado (acordeón y coros), Heberth Cuadrado (caja y coros), Ernesto Ocampo (guitarra y gaitas), Luis Ángel Pastor (bajo), Eder Polo (guacharaca), Alfredo Rosado (tambora), Gilber Martínez (congas), Pablo Bernal (batería), Carlos Iván Medina (teclados y coros), Maite Montero (coros y gaitas). Plaza de toros de Las Ventas. Madrid, 12 de julio.
Aquello era carne de verbena y fíestorro. El sonido y las luces fueron más que correctos; el ritmo del espectáculo, coherente; el ambiente, cuerpo de jota.
Fue una orgía de percusiones contundentes, mestizas, barrocas: guacharacas, tamboras, congas, cajas, panderos. Las fusiones no son forzadas. Los ritmos pastoriles se infiltran con desparpajo en el rock and roll, y viceversa. Hay suspiros de rap. Y el acordeón hace fliligranas múltiples, en plan de estrella.
Interpretó los éxitos de su primer disco Clásicos de la provincia. La plaza entera coreó a voz en grito algunos de ellos, como. La gota fría. Presentó casi todos los temas de su próximo álbum La tierra del olvido. Hay canciones con vocación de turbamulta.
Con sólo un disco en el mercado, Carlos Vives se ha colocado en el pelotón de cabeza de la música latina en el mundo. Su fórmula es aparentemente sencilla: dotar a la tradición de un empaque que nada tenga que envidiar a la mejor música pop. Más que inventar, Vives "embasa" muy bien su oferta. Suena a pueblo y a cabras. Pero también a rock and roll.
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