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Tribuna:LA CONSTRUCCIÓN EUROPEA
Tribuna
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Los sindicatos también cuentan

y MANUEL BONMATÍEl VIII Congreso de la Confederación, Europea de Sindicatos (CES), que se celebró en Bruselas desde el 9 hasta el 13 de mayo, debatió dos ponencias básicas: una de carácter programático, y su propio título, Situar el empleo y la solidaridad en el corazón de Europa, ilustra sus prioridades: la lucha contra el paro y la defensa del modelo social europeo, ante la ofensiva neoliberal privatizadora y motor de la desregulación laboral y del desmantelamiento progresivo de los servicios y prestaciones sociales, conquistados por el movimiento obrero en decenios de lucha sindical y política.El segundo texto, Por una Unión Europea fuerte, democrática, abierta y solidaria, fija la posición de la CES ante la próxima revisión del Tratado de Maastricht., reclamando la democratización de las instituciones y un avance decidido. hacia la unidad política federal que haga efectiva la libre circulación de las personas y rechace la "Europa a la carta" que algunos Estados pretenden imponer para diluir la construcción europea en un librecambismo sin reglas y sin control ciudadano.

En esa misma dirección, la CES considera necesario que el Parlamento Europeo, como re.: presentante directo de los ciudadanos y ciudadanas, se vea fortalecido en sus atribuciones y competencias, incluyendo la política exterior y de seguridad común, y los temas de justicia e interior.

En definitiva, la CES ha reiterado la voluntad del sindicalismo de luchar por el reequilibrio del proceso de integración, reforzando la dimensión democrática y social para que Europa recobre la confianza de los trabajadores, hoy debilitada por su proclividad a los objetivos más monetaristas. El desafío primordial que la Unión debe cumplir, y que está marginando es el de reducir drásticamente las cifras de casi 20 millones de desempleados y de 50 millones de personas sumidas en la pobreza.Para ello es preciso que se redefina la estrategia de la Unión Económica y Monetaria (UEM), convirtiendo la. creación de empleo en el eje central. En ese sentido, los sindicatos europeos, y los españoles especialmente, ya advertimos contra la rigidez y el nominalismo de los criterios de convergencia adoptados en Maastricht, proponiendo que se tuvieran también en consideración otros factores como el empleo, el aumento de la renta per cápita, la mejora de la base productiva, mayor cohesión interterritorial y el aumento de los niveles de protección social. Flasta ahora, las orientaciones macroeconómicas de la Unión y de los Estados miembros siguen reflejando los criterios nominales de convergencia sin dar prioridad al empleo.

El VIII Congreso de la CES ha propuesto un plan para el empleo concertado con los poderes públicos y las patronales en los ámbitos nacionales y europeos, para transformar la incipiente recuperación económica en crecimiento generador de empleo, compatible con la protección del medio ambiente.La CES apostará de forma decidida por la reducción del tiempo de trabajo, convocando una campaña europea con el lema Trabajar menos, trabajar todos y todas para generalizar el viejo objetivo de las 35 horas, recientemente alcanzado por los metalúrgicos alemanes, y en la perspectiva de fórmulas más ambiciosas, como las 32 horas o la se mana de cuatro días, que se está planteando en Francia.Para impulsar estas reivindicaciones se necesita un sindicalismo adaptado al horizonte europeo, que no se limite, como hasta hoy, a los espacios nacionales. El surgimiento de poderes económicos y políticos a escala europea y la interrelación de las orientaciones económicas de los Gobiernos hacen insuficientes las luchas defensivas de las centrales, exigiendo la creación de un contrapoder sindical equivalente.

La CES aún está lejos de ser el sindicato supranacional que Ios trabajadores necesitamos, pero con 46 millones de afiliados y afiliadas de 22 países es ya, 20 años después de su función, una pujante realidad que contradice a aquellos que, sobre todo en España, anuncian con interesada insistencia el declive de los sindicatos, su piuestamente anticuados.

La realidad es que antaño los sindicatos fueron vitales piara implantar el llamado Estado de bienestar, y hoy lo son para defenderlo y ampliarlo. Fiara no referirnos sólo a nuestro país, donde CC OO y UGT han dado sobradas muestras de defensa de los trabajadores, ahí tenemos a los sindicatos italianos que con sus últimas movilizacianes han evitado la destrucción del sistema de pensiones, contribuyendo decisivamente a la dimisión del Gobierno reaccionario de Berlusconi y sus aliados neofascistas.

La CES ha alcanzado, con la aprobación de Ja directiva de los comités de empresa europeos, una de sus reivindicaciones más antiguas. La persistente presión de la CES ha obligado finalmente a dar la luz verde a este instrumento de participación de los trabajadores en las empresas y grupos, multinacionales, que, a su vez, será también la base organizativa de un nuevo sindicalismo europeo unitario.

Otras metas igualmente importantes, como la negociación de convenios colectivos de ámbito europeo, van a depender de la correlación de fuerzas con la patronal y de la voluntad política de las confederaciones nacionales para dotar a la CES de una suficiente capacidad para negociar en nombre de todos y para que pueda convocar acciones de movilización que sean vinculantes para todos los afiliados.La UGT y CC OO apoyaremos esta transferencia de soberanía a la CES, conscientes de que sólo en el marco de los Estados hoy ya no son posibles las transformaciones sociales necesarias para alcanzar los ideales históricos del movimiento obrero, la democracia económica y la igualdad social y la profundización en las libertades individuales.

El sindicalismo europeo debe adaptar sus políticas y sus estructuras a un. inundo laboral que se ha transformado profundamente, y el congreso de Bruselas será un buen momento para avanzar en esa línea.

Junto a estos cambios necesarios, la Confederación Europea de Sindicatos afirmó también su trayectoria a favor de un sindicalismo confederal solidario, ajeno a gremialismos corporativos y a los sindicalismos localistas, tan perjudiciales para los trabajadores.

El fortalecimiento de la CES impulsará la unidad de acción entre sus organizaciones afiliadas, proceso bastante. consolidado en nuestro país, así como la autonomía de los sindicatos en relación con los poderes públicos y económicos y con los partidos políticos para. consolidar la afiliación masiva de hombres y mujeres de diversas ideologías y creencias.

Comisiones Obreras y UGT apoyarán las iniciativas de la CES a favor de una Europa de los trabajadores y de los ciudadanos, y de una ' manera especial durante este segundo semestre del año, cuando España ostenta la presidencia rotativa de la UE, y en 1996, cuando la CES, en aplicación de los acuerdos del congreso, llama a la participación activa del mundo del trabajo en la gran batalla democrática que se abrirá en toda Europa por la revisión del Tratado de Maastricht.

Juan Moreno y Manuel Bonmatí son secretarios de relaciones internacionales de CC OO y UGT, respectivamente

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