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Tribuna
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Revuelto de ajetes

Juan José Millás

Asunto importante: los jueces deciden acabar con los subasteros haciendo públicas las listas de pisos. Este periódico publicó la primera el domingo pasado. Si no eres un especulador, su lectura resulta aburrida, aunque didáctica: que continúe publicándolas. Hay gente con un don especial para conseguir dinero fácil. Los subasteros llevan lustros montándoselo con estos pisos que los bancos embargan por el impago de la hipoteca. Si no estás en el ajo, no puedes comprenderlo, es decir, no entiendes por qué un piso tiene que subastarse cuando se puede poner el cartel de se vende en el balcón y entregar al dueño lo que sobra una vez liquidada la deuda. En lugar de eso, se rematan públicamente por dos duros, de manera que el deudor resulta apaleado además, de quedarse en la calle. Un abogado me lo explicó hace tiempo, pero no lo entendí o se me ha olvidado el razonamiento. Por cierto, que una vez vi a un par de subasteros por la televisión y tenían un aspecto normal, menesteroso, como de clase media. A uno le gusta que los malos tengan cara de malos, eso complica menos la existencia, pero la vida es dura.

Otro asunto importante: Ruiz Gallardón decide finalmente abandonar el problema de la prostitución a la inteligencia del Mercado. Comprendió enseguida que se había metido en un asunto espinoso y se lo encomendó al Mercado porque habría quedado feo encomendárselo a Dios. Lo bueno de creer en Dios y en el Mercado al mismo tiempo es que puedes hacer una división racional del trabajo. Si además de eso crees también en Villapalos, tienes la legislatura prácticamente hecha. Pero a mí me habría gustado que cogiera el toro por los cuernos, porque la prostitución atrae mucha retórica y poco pensamiento. Le sugiero que encargue a su consejero de Cultura, unos cursos de verano sobre el tema. Podrían comenzar con la investidura honoris causa de la decana de las prostitutas de Madrid. Tenemos mono de esta clase de circo desde que Villapalos le puso el disfraz a Mario Conde.

Un asunto menor: lo de Prada Presa ha resultado sorprendente y cómico. Sorprendente que el hombre se defendiera de haber simpatizado con Fuerza Nueva después de que los madrileños hayamos tenido que aguantar a Matanzo hasta ayer mismo, y cómico, que utilizara para ello a su suegra. Argumenta que iba a los mítines de Blas Piñar para acompañar a su madre política; un yerno encantador. Pero cuando volvían a casa discutían mucho por razones ideológicas, eso dice, porque él siempre ha sido un admirador de Fraga Iribarne, del que tenía un cartel en su dormitorio, en plan Che Guevara, en fin. Uno daría dinero por asistir a una discusión "ideológica" entre un admirador de Fraga y una fan de Blas Piñar. El caso es que se ha quedado sin puesto. Quizá no sea un asunto menor si lo vemos desde el punto de vista de la capacidad de rectificación mostrada por el nuevo gobierno de la Comunidad: el público, acostumbrado a una cultura de mantenerla y no enmendarla, agradece la falta de arrogancia y el, valor de dar marcha atrás. Ya veremos. Lo doloroso es que la distancia ideológica existente entre Prada Presa y su suegra se vea aumentada por este suceso y el buen yerno deje de acompañar a su madre política a las fiesta de Blas.

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Un asunto desdichado: me escribe Prem Bhavana (en realidad se llama Charo), especialista, si ustedes se acuerdan, en Terapias corporales: osho rebalancing, arun-consciencia en el tacto, prana healing y reiki chamánico. Va a dar otro curso en Ávila, junto a Vedanta Suravi, que tiene siete niveles de consciencia, fíjense. Prem está muy enfadada porque las llamé brutas. Lleva razón, no debería haber acudido al insulto y les pido perdón públicamente. Es que me salió la bestia que llevo dentro cuando leí en el folleto que efectuaban programaciones neurolingüísticas; nunca me ha gustado que me programen neurolingüísticamente. Así que lo siento. Y feliz verano.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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