Un verano verdaderamente distinto
Un grupo de amigos míos universitarios me contaron ayer por la tarde su plan de vacaciones. Me quedé tan sorprendido que decidí escribir esto. Dentro de unos días se embarcarán en un vuelo rumbo a Guatemala. Después de hacer escala nada menos que en Miami llegarán a Guatemala. Pero aquí no acaba su viaje. El destino es más concreto: Tecpán. ¿Tecpán? Ni yo ni nadie asocia este nombre a un lugar propio y típico de unas vacaciones de verano.Tecpán no es ni una playa famosa, ni una urbanización con piscina, ni una isla perdida del Caribe. Tecpán no es nada de esto. Tecpán es una ciudad situada en el altiplano guatemalteco. En realidad es una pequeña villa rodeada de más de 20 minúsculas aldeas desperdigadas entre las montañas. Según me contaba alguno que ya estuvo allí el pasado año, sus habitantes son amables y alegres gentes que viven conforme a sus costumbres tradicionales, vestidos con multicolores y exóticos trajes. Decenas de niños corretean descalzos por las paupérrimas calles agarrados algunos de las faldas de alegres bordados de sus jóvenes madres. Son los catchikeles.Lo que allí van a hacer mis amigos no forma parte de la actividad propia de un joven universitario durante las vacaciones. Su jornada diaria durante el próximo mes comenzará muy temprano, a las cinco de la mañana. Después recorrerán en pick up los senderos de arena que entre las montañas les llevarán a esas pequeñas aldeas que enmarcan la villa.
Durante el resto del día tendrán bastantes cosas que hacer: comenzarán una campaña de alfabetización para unos 300 niños y jóvenes, realizarán un censo socioeconómico de la población de estos lugares para facilitar la creación de una escuela de formación agraria para los agricultores del lugar, y tratarán de enseñar a aquellas gentes unas medidas básicas de prevención del cólera, tristemente extendido en esta zona.
Es curioso: se están pasando de moda las vacaciones de playa por la mañana y discoteca por la noche. Ahora muchos jóvenes se dedican a otras cosas. Como mis amigos, muchos universitarios dejarán este año la toalla, el sol y el bronceador en casa y se pondrán manos a la obra en tareas tan bonitas como ésta de Tecpán. No sé si esto de la solidaridad será una moda. Pero ojalá que dure.-
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