Un muerto y cuatro heridos en una reyerta vecinal en Vallecas
Las rencillas entre la familia Simarro y la González Samaniego nacieron hace dos meses con una riña entre los más jóvenes de cada casa y terminaron trágicamente la madrugada del domingo (véase EL PAÍS de ayer). La sangrienta pelea ocasionó la muerte, como consecuencia de un disparo de escopeta, de Rafael González Samaniego, de 59 años. Resultaron heridos cuatro jóvenes de las familias, dos de ellos muy graves. La policía sólo ha detenido a Antonio Simarro, de 55 años, como presunto autor de los disparos. La reyerta arrancó a las 23.30 del domingo en la avenida de Pablo Neruda, 9, de Vallecas. Rafael González Samaniego y su hijo Raimundo, de 28 años, acudieron a la casa, de Antonio Simarro armados con un bate de beisbol y una navaja para aclarar diferencias. "Fueron Porque les provoca ron por el telefonillo", explicó un familiar de González. Al llegar al portal, según la policía, los González se cruzaron con una hija de Simarro y su marido.
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La paliza que recibió hace dos meses el nieto del fallecido desató la guerra entre las familias
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Un familiar de Rafael González Samaniego culpaba a Miguel Ángel Simarro, de 20 años, y su novia, de 18, de todo lo ocurrido. "Es él y su novia, una déspota sinvergüenza, los que han buscado la ruina a nuestra familia y a la suya".
Según este familiar fue la novia de Miguel Ángel Simarro la que insultó primero y agredió después al nieto de Rafael González cuando el niño, de 13 años, una tarde se sentó en su portal. La chica, que vive en Moratalaz, lo echó de "sus escaleras por no tener categoría social". El niño se defendió y ella y su novio le propinaron una brutal paliza con una barra de hierro en la espalda. "Ese día nació todo. Esa chica ha provocado esta desgracia cuando calentó a su novio para que pegara al niño".
Durante estos últimos dos meses las agresiones entre las dos familias se han sucedido una detrás de otra. Ayer, las acusaciones se cruzaban. Se hablaba de la violación de una hija, de los navajazos en el pecho a otra e incluso de un tiroteo en plena calle. "Avisamos a la policía y no nos hizo ni caso", señaló un miembro de los González.
Finalmente las dos familias han zanjado las diferencias a su manera. El domingo por la noche Antonio Simarro, ante la llegada de González Samaniego y su hijo, salió al descansillo de su casa, en un sexto piso, con una escopeta de caza, marca Laurona, entre las manos. Simarro disparó contra Rafael y su hijo.
Rafael González Samaniego, con un tiro en el pecho, moría en el lugar media hora después. Su hijo, que ayer permanecía ingresado en Cuidados Intensivos del hospital Gregorio Marañón, recibió un impacto que le arrancó dos dedos de la mano izquierda y otro que le penetró por el glúteo izquierdo.
En el hospital, dos policías nacionales custodiaban ayer la entrada a la habitación del joven para prevenir una nueva agresión. Su estado es grave. A pocos metros de su habitación también estaba ingresado Miguel Ángel Simarro, el otro herido grave, conocido en el barrio como Chinarro. Miguel Ángel Simarro, de 20 años, fue apuñalado por la espalda cuando la policía y el SAMUR ya estaban atendiendo a los heridos. "¡Me muero, me muero!", gritó el herido mientras se retorcía en el suelo.
Según un testigo presencial el joven se encontraba dentro de un coche de la policía cuando el agresor abrió con tranquilidad la puerta y le clavó en la espalda un cuchillo de unos 20 centímetros de largo que luego tiro al suelo. "Creo que era un chico rubio. Aquello estaba lleno de gente y aprovechó el único momento en que la policía se alejó un poco del coche", relata el testigo. En la calle los gritos de los vecinos acusaban a la policía de lo ocurrido por no haber zanjado en su día en el asunto.
Los vecinos seguían ayer por la tarde especulando sobre lo ocurrido. En los portales se refugiaban jóvenes que comentaban los sucesos de la noche anterior. Cada uno, con su propia versión de la mortal reyerta. En un quisco de helados un chico sentenció: "Nunca hay que meter a los padres en las broncas porque entonces pasa lo que pasa".
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