_
_
_
_

China, destino favorito de las parejas británicas que desean adoptar hijos

La política de natalidad provoca el abandono masivo de niñas

Isabel Ferrer

Flor tiene un año y una hermana mayor que se llama Sara. Sus padres, Anne y Geoff Evans, dan clases de religión en Rotherfield, una pequeña localidad al sur de Inglaterra. La familia no se diferenciaría del resto de sus vecinos si no fuera por undetalle. Flor nació en China. Sus padres la abandonaron. Adopciones como ésta se producen ahora al ritmo de una a la semana en el Reino Unido. En la mayoría de los casos, se trata de niñas víctimas de la pobreza, la horfandad o la prohibición de que cada pareja tenga más de un hijo.

"Cuando decidimos ampliar nuestra familia, seleccionamos niños sin oportunidades. El Reino Unido reconoce estas adopciones desde hace dos años y tuvimos suerte. La familia nativa que acogió primero a Flor la trátó bien". Anne Evans recuerda que en China todos se alegraron de que fuera a tener un hogar estable. Su principal preocupación es ayudar a Sara, su hija biológica de ocho años, a sobrellevar la nueva situación.Otros niños chinos no han tenido tanta suerte. La política de natalidad china ha fomentado el rechazo de las niñas en favor de los varones y, por supuesto, de cualquier bebé con problemas, ya que las parejas sólo pueden tener un hijo. Los orfelinatos estatales carecen de medios para atender a todos los residentes.

Faltan lugares adecuados para acomodarlos, están mal alimentados y sufren toda clase de enfermedades. Un reciente reportaje de la televisión privada británica mostraba a diversos pequeños sentados casi todo el día en estrechas tronas de madera. Sus únicos juguetes eran los botones o las etiquetas de la ropa. Uno de ellos fue filmado en una habitación de la que ya no saldría. Aunque el documental no pudo confirmar su uso generalizado, ese lugar es conocido como la alcoba de la muerte. Se presume que allí van a parar pequeños en situación desesperada que dejan de recibir atenciones.

Anne reconoce esta tragedia, pero le resulta difícil generalizar. "Su problema de población es tremendo. Hay también instituciones y familias. que reciben poquísimo dinero y tratan a los niños con cariño. De extenderse la elección del sexo, quién sabe si Occidente acabaría por preferir a los. varones".

A pesar de la actual demanda de bebés chinos, las adopciones resultan lentas y penosas. Durante tres meses, el matrimonio Evans fue entrevistado sin tregua por asistentes sociales. Tuvo que abrir su hogar y desvelar la forma en que desarrolla su vida cotidiana. Sus finanzas y antecedentes penales (ninguno) fueron analizados con cuidado. Y lo más delicado de todo: hizo falta convencer a los expertos de que asumían los riesgos de educar a un hijo de otra raza.

"Les dijimos que no hace falta ser negro o asiático para sufrir discriminación. Que trataríamos de que Flor se haga fuerte y respete a los demás. Tienen buenas intenciones, pero pecan de políticamente correctos". Algunos servicios británicos han negado adopciones aduciendo que el bebé perderá el contacto con su propia cultura. Una pareja de Londres, rechazada por este motivo, ha viajado esta semana a China para recoger a su nueva hija. Otro centro más receptivo aprobó su solicitud. "Parecen olvidar que en el orfelinato carecen de futuro", lamenta Anne.

Un nombre inglés

Como en todas las adopciones, entre dos países distintos, China exige una donación por el acuerdo.La suma total, incluidos los viajes de los padres y los gastos de las oficinas británicas, supera a veces el millón de pesetas. Las condiciones para solicitarlas son bastantes laxas. Los extranjeros pueden tener más de 35 años y vivir solos. Si a un hombre soltero le interesa una niña, deberá ser 40 años mayor que ella. Ceder más de un pequeño es posible siempre que se quiera aceptar a uno discapacitado.

Anne y Geoff no descartan la búsqueda de otro bebé chino.Por el momento, no obstante, sus dudas son menos trascendentales. Necesitan elegir un nombre para su niña. Flor es el apodo que su hermana Sara le puso antes de conocerla. Su verdadero nombre es Piao, que podría traducirse por LLevado por el Viento. "La bautizaremos dentro de pocos días y precisamos un nombre inglés", dicen. "Piao lo conservaremos por si quiere utilizarlo cuando crezca".

Ahora que Flor está en casa, -se adapta bien y come mejor-los Evans han podido meditar con más calma todo lo ocurrido. "Los servicios de adopción fueron abiertos y sinceros, pero nos gustaría recordarle que también nosotros podemos aprender de otras culturas y ampliar nuestras miras".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_