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Negociacion contrarreloj entre EE UU y Japón para evitar la guerra comercial

Mickey Kantor y Ryutaro Hashimoto, los más altos responsables del Comercio de Estados Unidos y Japón, respectivamente, volverán a reunirse hoy, para continuar sus esfuerzos de evitar una guerra comercial. La cuenta atrás empezó anoche a las 20.30, cuando ambos se reunieron en Ginebra. Tres horas y media más tarde, sus muestras de cordialidad recíproca no habían logrado desatascar la negociación.

"Queda mucho trabajo por ha cer", declaró Kantor al concluir la reunión. "Aún nos separa una gran distancia", reconoció Has himoto al abandonar la Embajada estadounidense. A pesar del pesimismo que indican esas palabras, tanto Kantor como Hashimoto se habían mostrado extremadamente cordiales desde su llegada. En un ambiente muy distendido, Kantor ofreció a Hashimoto una espada japonesa de las que se utilizan en las artes marciales, y ambos estuvieron bromeando con ella.No obstante, un implacable Hashimoto ya advirtió que se esperaban unas negociaciones muy difíciles: "No vamos a negociar bajo la ley estadounidense",manifestó. Japón no acepta la fecha limite del próximo día 28 impuesta por Washington y pretende continuar las negociaciones en el contexto de la ley de comercio internacional. El hecho de que Kantor y Hashimoto hayan tomado las riendas de las negociaciones a falta de dos días para que entren en vigor las sanciones anuncia das por Washington si Japón no abre su mercado automovilístico se interpretó como un signo esperanzador. Sin embargo, a juzgar por la cautela mostrada por ambas delegaciones, tras cinco días de intensas negociaciones, mantienen las espadas en alto. A su llegada a Ginebra el domingo por la noche, Kantor dijo que "espera oír lo que le tenga que decir el ministro Hashimoto y ver lo que haya traído a Ginebra". Y añadió: "El presidente me ha instruido para hacer nuestro mejor esfuerzo a fin de ver si hay alguna manera de abrir el mercado japonés y ampliarlo como hemos tratado de hacer".

Su homólogo nipón también dejó una puerta abierta a la esperanza antes de salir de Tokio (a su llegada a Ginebra se nego a hacer declaraciones). "Si EE UU respeta nuestros principios, entonces estoy preparado a hablar", dijo. "No seré inflexible y haré lo que pueda".

En la mesa de negociaciones chocan dos puntos de vista divergentes. Estados Unidos -apoyado en el fondo por la mayoría de los países, pero no en la forma-acusa a Tokio del hermetismo de sus mercados y para abrirlos aplica una ley nacional -, la famosa cláusula 301-. Para Tokio esto es una flagrante violación de la legislación multilateral que defiende la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Los dos negociadores se conocen bien y saben que son implacables. De Kantor, Hashimoto dijo en una reciente rueda de prensa que le "asusta más que mi mujer cuando vuelvo borracho a cása". Aunque en privado ambos parecen entenderse bien, en las horas que les quedan hasta la fatídica fecha del 28 -día29, a las seis de la mañana hora europea- los dos responsables intentarán evitar un mal acuerdo que les cueste el crédito político ganado en casa. Sobre todo el poderoso ministro de Comercio nipón, que se prepara para suceder al primer ministro Tomiichi Murayama.

En juego están los casi 6.000, millones de dólares (726.000 millones de pesetas) de pérdidas anuales que supondría a la industria automovilística japonesa la aplicación de las sanciones anunciadas por Washington de elevar al 100% los aranceles a 13 coches de lujo japoneses. Una guerra comercial tendría consecuencias impresivibles para la economía de ambos países.

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