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Transporte público privatizado

La incuestionable mejora del transporte público en la Comunidad de Madrid en los últimos años, tanto en el transporte interurbano y cercanías como en el urbano -EMT y Metro-, se debe en buena medida a la estrecha colaboración entre la iniciativa privada y la decidida política aplicada por el Consorcio de Transportes.Cuantitativamente, esta mejora se sustenta, además, en el incremento experimentado por la oferta de autobuses interurbanos que en los últimos cinco años casi se ha triplicado (hemos pasado de 751 autobuses en 1990 a 2.014 autobuses en 1995).

Cualitativamente, las características de los nuevos autobuses, su mayor frecuencia con los carriles bus en concreto el de la N-IV, han revertido de forma directa en la rapidez, seguridad y comodidad. Para los viajeros que realizan a diario los trayectos, tales como Las Rozas-Madrid, ha supuesto una importante economía en el factor tiempo, hasta el punto de ahorrar la mitad en este viaje, con todo lo que conlleva para el usuario.

Reconocidos los méritos, a cada uno la parte que le corresponde, la Federación Nacional de Empresarios de Autobuses (Fenebus) Considera que la iniciativa privada puede y debe jugar un importante papel con vistas al inmediato futuro para proseguir en la tarea de mejora del transporte público madrileño.

No es ocioso recordar aquí someramente algunos, datos que sirvan de soporte a una seria reflexión sobre la- necesidad de privatización de las empresas públicas del transporte, y en Madrid, concretamente, la EMT.

A nadie se le oculta que, a la hora de minimizar costes, no es comparable el rigor con que lo aplican las empresas públicas o las privadas, el balance está históricamente decantado a favor de estas últimas y, el hecho se hace más evidente cuanto mayor dimensión tiene la empresa

Rigurosos estudios comparativos arrojan resultados de este tenor: en las empresas públicas producir un kilómetro cuesta un 40% más que en las empresas privadas; de la misma manera que el número de trabajadores que utiliza una empresa pública por autobús es de 3,2%, mientras que en las privadas se resuelve con un 2,4%.

En el caso municipal, los datos proporcionan mayor plasticidad si cabe. La productividad de los trabajadores es superior en un 36% cuando están en manos privadas, medida en kilómetro recorrido por trabajador y llega a un 44% si la unidad de medida es el número de horas bus por trabajador.

Si, además, entramos en otro orden de consideraciones, como la difícil cuando no imposible justificación que puede tener, a las puertas ya del 2000, un Estado paternalista con un abultado número de empresas en su "nómina" -el actual Gobierno ha puesto en práctica, aunque insuficiente, una política privatizadora- con ineficacia demostrada, mientras muchos analistas coinciden en señalar al sector público y su reducción como el verdadero problema fiscal del momento, bien se puede concluir que caminar hacia la modernización de la estructura industrial de. nuestro país es, sin duda alguna, tomar la vía de la privatización. Vía que los empresarios del transporte consideramos ya inaplazable.

Por otra parte, esperamos que el Gobierno municipal lleve a cabo la privatización apuntada, y que se debe hacer realidad con la Empresa Municipal de Transportes.

Por lo demás, no es difícil para el Ayuntamiento de Madrid dar los primeros pasos en esta dirección: no tiene más que devolver a las empresas privadas de transporte las líneas que en su día les fueron municipalizadas y, de paso, cumplir la sentencia de los tribunales de justicia.

Abramos, a continuación, un debate político sobre las ventajas de las privatizaciones de los transportes urbanos en la capital -reducción de costes, más calidad en el servicio, más agilidad y eficacia y, en definitiva, menos costes para el ciudadano- y apostemos decididamente por la modernización.

Éstas son algunas reflexiones que la patronal de los empresarios privados, Fenebus, se hace, y en cuya práctica cree. Es, pues, desde estas convicciones y como patronal más representativa del transporte en autobús, en Madrid y a nivel nacional, que reivindica que se dé al César lo que es del César.

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