Fin de curso sin alcohol

Ni bebidas alcohólicas ,ni bakalao, ni actuaciones musicales. Los ingredientes habituales de una fiesta de fin de curso fueron ayer desterrados de la celebración del último día de clase en el Instituto de Enseñanzas Medias Ana Ozores de Móstoles (199.400 habitantes). A cambio, los jóvenes de ocho centros de BUP de la localidad demostraron sus dotes como actores, como deportistas y hasta como anfitriones en una "fingida" entrega de los oscars de Hollywood. Sin embargo, no se con formaron con representar la típica obra de teatro, sino que los alumnos del taller de expresión quisieron sorprender a sus compañeros simulando un pasaje del terror.Como por ensalmo, dos aulas del centro Ana Ozores se transformaron en una gruta misteriosa cuyas paredes, de plástico negro, conformaban un recorrido que anunciaba muchas sorpresas. En su interior, criaturas deformes, muertos vivientes, locos con camisas de fuerza e incluso una joven posesa con el sacerdote pidiendo ayuda para liberarla del demonio aterrorizaban al personal, que gritaba sin cesar y abordaba la puerta de salida con las caras desencajadas.

Muchos de ellos no reconocían en los actores a sus propios confidentes de examen. "Qué horror, yo creía que esos locos no me dejaban salir", era sólo una dé las muchas expresiones que se podían escuchar. Y es que para conseguir tan excelente efecto los estudiantes habían dedicado la última semana a "desfigurar" el instituto. "No ha sido nada fácil y no precisamente por los chavales, siempre dispuestos a aportar ideas y su propio tiempo libre",. dice Tony Cuadrado. Este responsable de animación se refería así a la poca confianza del equipo directivo del centro en organizar una actividad diferente a las tradicionales fiestas fin de curso, aunque a la postre los resultados de los talleres les han convencido.

Esas prácticas comenzaron en el mes de octubre con técnicos de animacion dependientes del Ayuntamiento, con la pretensión de cumplimentar la educación de los jóvenes con motivo de la aplicación de la LOGSE. "No se trata de sacarles de las matemáticas, sino de enseñarles que también hay otras formas de disfrutar el tiempo libre", comenta Cuadrado.

Pero, como en los buenos saraos, no todo se desarrollaba en un mismo escenario. De puertas para afuera, decenas de chavales participaban -en pruebas de obstáculos e incluso corrían como locos tras una pelota gigante subidos sobre enormes latas de conserva.

Sin embargo, a pesar de la variedad de actividades, se demostró que no es fácil convencer a todos al mismo tiempo, ya que ni la mitad de los alumnos de los ocho institutos convocados asistieron a la cita. Quizá los ausentes echaban en falta el bakalao, el concierto o las bebidas alcohólicas.