_
_
_
_
Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mozart sobre todos

Mozart sobre todo. Tal es la impresión que sacábamos anteanoche al terminar una representación más bien discreta de El rapto en el serrallo, según la producción de Emilio Sagi para la Zarzuela, presentada hace siete años. La parte musical estaba a cargo del viejo y buen Peter Maag, mozartiano de siempre y músico refinado por naturaleza Y eso nos salvó, pues pese a todo, Wolfgang Amadeus se hacía presente con su increíble genio, capaz de engrandecer el singspiel hasta alcanzar la cima de su historia.La juntura del Festival Mozart (privado/patrocinado) y del Ministerio de Cultura, debería haber tenido como consecuencia un reparto de la mayor categoría posible, teniendo en cuenta que no es fácil encontrarlo para esta ópera. Recordamos todavía el Belmonte de Antón Dermota y también se obtuvieron mejores resultados vocales en la representación del 88. En la de ahora se salva con brillantez el Osmin de Stafford Dean; se defiende con dignidad, gallardía y cierta indiferencia el Belmonte de Stanfford Olsen y cumple de modo aceptable Volker Vogel en Pedrillo.

El rapto en el serrallo

De Stephanie y Mozart, basado enBretzner.Intérpretes: Ch. Weidinger y B. Kilduff, sopranos; S. Olsen y V. Vogel, tenores; S. Dean, bajo. Dirección musical: P. Maag; dirección escénica: E. Sagi. Escenarios y figurines: T. Businger. Coro: S. Fauro. Orquesta Sinfónica titular. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 18 de junio.

Las protagonistas femeninas no acabaron de convencer y hasta nos hicieron sufrir. Parecía fatigada Christine Weidinger y no tiene edad para ello, si bien practica un repertorio de gran dificultad y dureza. Su momento más atractivo fue el aria del acto segundo Martern allen Arten (torturas de toda clase). La débil y estilista Barbara Kilduff se identificó con el tipo de Blonde y la continuidad musical y teatral de toda la representación mereció los aplausos recibidos.

Gusto selecto

Sagi, como siempre, plantea las cosas desde un gusto selecto y culto y la orquesta sonó con encanto, sentido de la dramaturgia y hasta con virtuosismo. Se alcanzó, en suma, un nivel interpretativo suficiente para que el genio de Mozart asomara su rostro vigente desde hace dos siglosEsto ya supone una gran fiesta aunque no sé si tan fuerte como para "dar al mundo forma, orden, justicia, nobleza y hermosura", como pretendía poéticamente el sevillano Luis Cernuda, identificador de Mozart con la esencia de la música misma, pero sí tan efectivo como para repartir unas horas de felicidad, gracia, perfección y melancolía. Stendhal adjudicaba Rossini la virtud de divertir y Mozart, la de encantar: en el Rapto en el Serrallo Mozart las reúne de manera prodigiosa y pudimos disfrutarlas, una vez más, en la música y la escena del Teatro de la Zarzuela. Lo que se debe principalmente a Peter Maag.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_