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Intriga en torno a la identidad del asesino confeso de Colosio

Ni uno ni dos, Mario Aburto son tres personas. El diario El Universal acaba de publicar que el asesino de Luis Donaldo Colosio, la persona que fue detenida en el escenario del crimen y el que actualmente cumple condena en Almoloya de Juárez son tres personas distintas. Con imágenes inéditas de vídeo como testimonio, el diario deja corto a Mario Ruiz Massieu, que el pasado martes anunció que había dos Aburtos.Ni siquiera las mejores plumas de la literatura de intriga podrían haber descrito el México del último año, en el que los fiscales protegen a los asesinos de sus hermanos, los cardenales mueren acribillados por usar coches similares a los de los narcotraficantes y los magnicidas se reproducen como esporas y nadie sabe si quien está en la cárcel es el que fue detenido y mucho menos si es el asesino.

Una imagen publicada el sábado por El Universal muestra a Mario Aburto apuntando con el revólver a la sien de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994, en Lomas Taurinas. El tirador empuña el arma con la mano derecha, en la que se observa claramente un reloj de pulsera de color negro.

Las múltiples fotografías que recogen el arresto de Mario Aburto muestran a un hombre que lleva un reloj metálico en la mano izquierda. Otro de los puntos que se discuten es el lunar que sobre la mejilla izquierda tiene el hombre que fue detenido y golpeado en el lugar del crimen. Las fotos distribuidas por la Procuraduría General de la República (PQR) del individuo recluido en la prisión de alta seguridad de Almoloya de Juárez muestran a una persona sin ningún lunar o marca en la cara.

La identidad de Mario Aburto fue puesta en tela de juicio desde el mismo día de su detención. La PGR presentó ante los medios de comunicación a un hombre con el pelo corto y completamente rasurado, que contrastaba con la imagen del que fue detenido en Baja California, que lucía bigote y pelo rizado.

Las autoridades intentaron cortar las dudas de raíz y aseguraron que los cambios capilares de Aburto se debían a las estrictas reglas de la prisión, que exigían el afeitado y el corte de pelo.

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