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1.000 favelas 'ilegales' están excluidas de los planes de realojamiento

Las viejas chabolas desaparecen con cuentagotas, y mientras, se construyen otras nuevas. Esta semana la muerte de un inmigrante asiático sacó a la luz pública un mísero campamento de reciente cuño en Méndez Álvaro. Las 20 tiendas de campaña de dicho gueto forman parte de ese millar de favelas llamadas ilegales porque se levantaron después del censo de chamizos elaborado en 1984. Todas están excluidas de los planes de realojamiento.

La mitad de estas chabolas ilegales se concentran en los distritos de Fuencarral y Vallecas Villa, en los poblados de Cañada Real, Peña Grande, Pitis, Pozo del Huevo y Santa Catalina.El censo de chamizos de 1986 lo realizó el Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada, un organismo financiado por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid para trabajar con chabolistas.

A los incluidos en el recuento se les prometió una vivienda digna para el año 1991, pero todavía hay 895 familias esperándola. Además, como los planes han sufrido constantes retrasos e incumplimientos, a las antiguas casetas se han sumado otras.

La jefa del área social del Consorcio, Rosa Molina, cree que el chabolismo "ilegal" ha crecido "pero tampoco de una forma estrepitosa". "Una cosa es clara: si se hubieran cumplido los planes de realojamiento con las chabolas legales, las otras no se hubieran asentado en la misma medida que lo han hecho", asegura.

Cada asentamiento ilegal nació de una manera diferente. La mayoría, al igual que los legales, están habitados por familias gitanas, si bien en los últimos cinco años han surgido en Fuencarral dos guetos habitados por inmigrantes, como Peña Grande (155 familias magrebíes) y Pitis (100 familias portuguesas).

En Peña Grande, después de dos incendios acaecidos en el pasado otoño, se realojó a medio centenar de familias en pisos de alquiler con aval y ayuda oficial. Pero el traslado del resto de los pobladores, que urge al Ayuntamiento porque las casetas estorban para trazar el nuevo colector del Arroyo de Los Pinos, lleva ya retraso.

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Este asentamiento nació a partir de un núcleo de chabolas habitadas por el clan gitano de los Jiménez Silva, conocidos como Los Cucos. Ellos vendían chamizos a los magrebíes que iban llegando a la ciudad por cantidades entre las 35.000 y las 90.000 pesetas y les cobraban alquileres de 15.000 pesetas mensuales. Una reyerta con dos muertos hizo desaparecer a los Jiménez Silva. En tres años el poblado llegó a tener 200 favelas.

Pitis se consolidó en 1988. A sus primeros pobladores, también portugueses, como ahora, se les derribaron las casetas y se les pagó el viaje de vuelta a la deprimida comarca portuguesa de Tras os Montes. Pero volvieron.

Otros asentamientos ilegales se han creado a partir, de barrios remodelados por el Gobierno regional cuando las casuchas sin derribar de los vecinos ya realojados eran ocupadas por nuevas familias. Así se han ido formando las barriadas de Las Carolinas (Usera), con 80 casas bajas; de Santa. Catalina (Vallecas Villa), con 40, y del Pozo del Huevo (Vallecas Villa), con 61 casetas.

Antiguos huertos

En otros casos, lo que eran espontáneos huertos urbanos con chamizos destinados a los aperos de labranza o a criar gallinas, se han ido transformando en habitáculos. El crecimiento más llamativo es el de la barriada del Salobral (Villaverde), donde las parcelas dedicadas a sembrados se han convertido en favelas a cambio de cantidades que rondan el medio millón de pesetas. En la zona. hay ya más de un centenar de chamizos habitados. Algo similar ocurre en los huertos de la Ribera de San Fermin (Usera).Algunos pequeños enclaves fijos han surgido a partir de campamentos nómadas, como el de la calle de Orión de Barajas y el del polígono industrial de Hortaleza.

Hay, además, 315 familias que han montado sus chamizos junto a los de los censados. Especialmente en, Los Focos,, donde, junto a 202 chabolas legales hay 52 ilegales, y en el Cerro Mica (Latina), con 215 legales y 71 ilegales. Algunos de los nuevos habitantes del Cerro Mica se han manifestado para solicitar una ampliación del censo.

El caso del asentamiento de la Cañada Real es punto y aparte, ya que fue el propio Ayuntamiento quien lo creó hace un año al trasladar a las familias ilegales del Camino de los Toros (San Blas) tras derribar sus chabolas por intereses urbanísticos. El barrio, en medio de un trigal, está situado junto a una granja de cerdos y al basural de Valdemingómez.

Uno de los planes del Consorcio era, según se realojaba a los legales, estudiar la situación de los ilegales para separar los casos de necesidad de la picaresca (adjudicatarios de piso social que lo han vendido, gente que finge vivir en la chabola para ver si les realojan ... ). Entre los proyectos estaba también utilizar algunos de los actuales campamentos de prefabricados como albergues.

Pero aún no se han cumplido ni los compromisos con los legales. Para 1994, el Ayuntamiento y la Comunidad prometieron aportar cada uno 400 viviendas para desmantelar los principales poblados chabolistas.

En ese tiempo, el consistorio sólo ha aportado 129 pisos, y el Gobierno regional, 69 pisos y 82 prefabricados.

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