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El consumo de agua se dispara en el noroeste de la región, a pesar de la sequia

Vicente G. Olaya

"Haga memoria. ¿Hace cuánto que no llueve en Madrid?". El Canal de Isabe II encabezará así su campaña de verano, donde recuerda a los usuarios que las reservas de agua son limitadas. Y todo porque el consumo aumenta sin cesar desde 1993, a pesar de la sequía. En 1992, el gasto se redujo en un 20% por las campañas publicitarias, que concienciaron a los usuarios. Ahora, la situación ha cambiado. "Nos acercamos al consumo de 1991 [el último año con precipitaciones regulares]. Quizás se ha olvidado que estamos aún en plena sequía". comentan en el Canal.

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La primavera de 1995 está siendo la segunda más seca del siglo; sólo en 1945 llovió menos. Y es que en lo que va de año sobre los embalses madrileños sólo han caído 268 hectómetros cúbicos de agua. La media del siglo fue de 850 hectómetros cúbicos. El nivel de las reservas madrileñas se situaba ayer en el 53,6%, frente al 80,4% de la misma fecha de 1994. A pesar de ello, el consumo aumenta.En 1991 (año considerado bueno por la abundancia de precipitaciones), los madrileños consumieron 590 millones de metros cúbicos; en 1992 (año de restricciones), 472 millones; en 1993, 475 millones de metros cúbicos (no hubo restricciones y el Ayuntamiento de Madrid regó incluso los parques); en 1994, 482 millones de metros cúbicos, y este año se calcula que se gastarán cerca de 540 millones de metros cúbicos.

"El gasto ha aumentado un 10% este año en la zona noroeste [Las Rozas, Pozuelo, Villalba, El Escorial ...], mientras que en el centro y sur el consumo se mantiene o aumenta muy poco", explica José Castro, director de producción del Canal. "La población de la sierra crece sin cesar y, además, muchos vecinos no se resisten a regar los jardines de sus chalés adosados aunque no llueva ni una gota", cuenta de Castro.

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Y añade: "'Piensan, con lógica, que si no llueve habrá que regar para que no se estropee el césped, sin tener en cuenta que el consumo se está disparando y que las reservas son cada vez menores". El bajo nivel de las reservas de los embalses ha obligado al Canal a poner en marcha el llamado Plan de Gestión de la Sequía.

La primera de las medidas que contempla, la denominada fase B, entró en vigor el pasado mes de febrero, cuando las reservas de agua se encontraban al 55%, un 6% menos del nivel considerado crítico. En esta fase se bombea agua de pozos y se sustrae de parte del caudal del río Alberche hacia la red de abastecimiento. Con esta medida -que supone la inyección de cinco metros cúbicos por segundo- se asegura el abastecimiento de más de medio millón de personas.

Si la sequía se mantiene, la próxima primavera se aplicará la siguiente etapa del plan, la denominada fase cero. Se emprenderían fuertes campanas de concienciación y se pediría al Gobierno regional y a la Asamblea decretos y medidas legislativas.

La fase dos (en realidad la tercera medida) consiste en reducir obligatoriamente el consumo, al menos, un 10%. El última peldaño del plan, fase tres, aumenta las restricciones hasta el 20%. "Y esto es todo lo que contempla el plan. Si la sequía continuase, tendríamos que tomar otro tipo de acciones más tajantes, como el corte de agua por las noches, por ejemplo. Eso ya está ocurriendo en muchas partes de España. No es algo descabellado", recuerda De Castro.

Según los responsables del Canal, actualmente se almacena agua suficiente para el abastecimiento de la región por más de un año: "Siempre y cuando llueva un poco y el consumo se mantenga. El agua no cae del cielo", dicen.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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