La historia recuperada

La tesis de Valdano es que la modernidad es cosa antigua. Y por ahí ha tirado con el Madrid. Lo más probable es que la contemporaneidad estuviera en el River de los años 40. La memoria de aquel fútbol es el fundamento de las ideas de Valdano y Cappa, dos hombres respetuosos con la historia, donde se ha buscado la identidad para un equipo torturado por la ausencia de criterio y de perspectiva. Los problemas del Madrid nacieron antes de los sucesivos fracasos de esta década. Ya estaban larvados cuando se desatendieron las inmensas posibilidades del Madrid de la quinta, a pesar de su admirable saga de victorias. De aquella época surgió la desorientación que se concretó en el fichaje de técnicos de vuelo rasante, con la misma falta de ideales y de convicciones que Mendoza y sus directivos, cuya falta de grandeza ha sido insuperable.La llegada de Valdano ha conseguido cambiar la curva decadente del equipo gracias a un mensaje sencillo pero diáfano: el fútbol es de los jugadores, el orden es necesario pero no es suficiente, el talento no se discute nunca, el ataque es vocacional y la base de todo el entramado es un objeto inmaculado: la pelota.

El resultado del mensaje ha sido un equipo reconocible, con una abierta tentación porteña, fundamentada en el control y la circulación de la pelota, incluso por encima de las posibilidades de algunos jugadores. Y todo eso en un año de transición, entreverado por las urgencias del club y las carencias del equipo en varios aspectos. Pese a todo, el mensaje ha podido con el medio. Nadie puede discutir la supremacía del Madrid ha jugado mejor, ha marcado más goles, ha brindado los mejores partidos y ha tenido la identidad que le faltaba. Por ahí empieza el futuro.