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Tribuna:A LA INTEMPERIE
Tribuna
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Formas de ganarse la vida

Juan José Millás

Recibí una publicidad en la que se me invitaba a descubrir mi cisne interior con unas técnicas impartidas por personas que habían estudiado cosas perfecta mente incomprobables. Una de estas personas se llamaba Vedanta Suravi, ya ven ustedes, y estaba formada nada menos que en Psicoterapia, Gestalt, PNL (?) y en Ciencias Esotéricas en general; por lo visto poseía "siete niveles de consciencia", y, además de todo eso, era "Hipnotera Metafísica". La otra persona, fijense, se llamaba Prem Bhavana Astiaso y su currículo tampoco tenía desperdicio: estaba diplomada en "Pantomima e Interpretación en el Instituto del Teatro", aunque no especificaba en qué lugar del mundo estaba ese instituto; era también "Especialista en Terapias Corporales: Osho Rebalancing, Arun Consciencia en el Tacto, Prana Healing y Reiki Chamánico". Ves un currículo así y corres a apuntarte, sobre todo si te enteras de que la tal Vedanta Suravi, o sea; la primera de las aludidas, es "discípula del maestro y místico Osho desde 1981 y terapéuta (así, con acento en la e) en la Multiversidad Internacional de Osho".Yo no me apunté porque me molesta la gente que no sabe colocar los acentos. Y lo de los acentos era de lo de menos; lo peor es que la tal Vendata y la tal Prem no tenían ni idea de sintaxis, pese a sus numero sos doctorados. Su publicidad me trajo a la memoria el folleto de un teléfono inalámbrico comprado en Madrid, aunque fabricado en Taiwan, en el que aparecían frases como ésta: "If usted gira la volumen de masiada, usted tendrá un grito agudo en su juego ma nual"; o esta otra: "El teléfono inalámbrico es peligroso is se sumierge al agua. Is usted se la cae la unidad al agua accidentemente, destapa la cuerda AC y la línea telefónica y después recogelo por llevando la cuerda AC". La verdad es que el teléfono jamás funcionó, y no funcionó, me parece a mí, porque con esa sintaxis no se va a ningún sitio. Aún así, Vedanta y Prem pretendían llevarte a Ávila para que descubrieras tu cisne interior en un fin de semana. Yo no fui porque me daba vergüenza aparecer en Avila sin sintaxis y en compañía de dos místicas llamadas Vedanta y Prem; si se entera santa Teresa de Jesús, me retira el saludo. O sea, que hay cosas. que deberían estar prohibidas. Por ejemplo, los teléfonos inalámbricos con instrucciones bárbaras y los ejercicios místicos en Ávila. Un respeto.

Dicho esto, yo comprendo que todo el mundo tiene que ganarse la vida y a mí me gusta la gente que se la gana con gracia, como Vedanta y Prem, sobre todo Vedanta, que posee "siete niveles de consciencia" como los gatos, de manera que si pierde uno o dos le da igual porque todavía le quedan cinco o seis. Un chollo. Yo, si me caigo de una ventana y pierdo el único que tengo, me muero de hambre, porque sin consciencia no hay sintaxis y sin sintaxis no te dejan escribir en los periódicos. Eso es lo que más envidia me da de Vedanta, la verdad, no ya que tenga niveles de consciencia por un tubo, sino que pueda ganarse la vida sin sintaxis y colocando los acentos donde Dios le da a entender. A lo mejor he hecho mal no matriculándome; podría haber encontrado un modo alternativo de ganarme la vida. Pero es que era un curso para patitos feos dispuestos a encontrar su cisne interior, y yo el cisne lo llevo por fuera.

O sea, que lo que me interesaría es que Vedanta y Prem. me ayudaran a encontrar la bestia que llevo dentro, aunque fuera por medio de una "Programación Neurolingüistica", que también a eso se atreven, según su folleto, las muy brutas. Pero de la bestia no dicen nada; se ve que la bestia no vende y de lo que se trata ahora es de ganarse la vida. Yo las entiendo y las admiro, pero no les perdono lo de la sintaxis. Vale.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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