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Los referendos en Italia deciden hoy el futuro político y empresarial de Berlusconi

Alguien ha dicho que son 12 preguntas y un solo interrogante verdadero, porque si faltara la consulta sobre si un empresario puede tener más de una televisión, el porcentaje de italianos que hoy optarían por la playa sería sin duda lo suficientemente alto como para que ninguno de los 12 referendos que se celebran en Italia alcanzara el quórum mínimo del 50% del censo. Por debajo de esa cota, los resultados son nulos. El interrogante verdadero se reduce, así, a Silvio Berlusconi, único italiano que tiene tres televisiones. Pero lo que se ventila es, sobre todo, si los italianos le quieren o no como político.

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Un triunfo del sí en el referéndum sobre las redes televisivas obligaría a reformar la legislación de modo que ningún empresario pueda tener más de una cadena. Berlusconi debería renunciar a dos de las que hoy posee, lo que mermaría considerablemente el valor de su grupo, Fininvest, cuya venta está negociando simultáneamente con el magnate australiano Rupert Murdoch y con el United Saudi Commercial Bank, asociado a la Time Warner.Berlusconi se juega, pues, mucho como empresario en esta consulta, que incluye otras dos preguntas susceptibles de reducir drásticamente los ingresos de Fininvest. Una se orienta a prohibir la publicidad durante la retransmisión de películas, y la otra, a impedir que una sola empresa contrate publicidad para tres redes televisivas, como hace la Publitalia de Berlusconi.

Pero aun si triunfara en los tres casos el no que Berlusconi y sus aliados políticos de Alianza Nacional (AN) y el Centro Cristiano Democrático (CCD) promueven, la ley sobre el reparto de las televisiones debería ser modificada para que un empresario no pueda tener más que dos o una red, porque el Tribunal Constitucional decidió el pasado mes de diciembre que tres son demasiadas.

Confusión de intereses

De ahí que la lectura del referéndum se desplace a un plano prevalentemente político, en el que culmina la confusión de intereses públicos y privados que el presidente de Fininvest y líder de Forza Italia ha venido a representar desde que se propuso como primer ministro: un triunfo del no sería óptimo para Berlusconi en estos dos planos, y una victoria del sí comprometería seriamente su futuro empresarial y político.En esta ocasión no cabe echarle a Berlusconi toda la culpa de que la consulta se haya transformado en un nuevo plebiscito sobre cómo le valoran los italianos: hubo una posibilidad de acuerdo para llevar definitivamente la reforma del sistema televisivo por la vía parlamentaria, evitando estos referendos, que el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) aceptó en principio, pero luego rechazó por protestas de la base y de sus aliados menores.

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Uno de estos aliados, Carlo Ripa di Meana, líder de los verdes, sostiene que Massimo d'Alema, el líder del PDS, no sólo quiere los referendos, sino que desea que los gane Berlusconi para poder estar así seguro de que las elecciones generales se celebrarán en el próximo otoño.

Desde que la izquierda salió bien parada en la elecciones administrativas del pasado 23 de abril, D'Alema se muestra decidido a que se vote en octubre. Si Berlusconi gana los referendos de hoy, utilizará el resultado para reforzar su maltrecho liderazgo sobre el llamado Polo de la Libertad y para imponer su criterio de ir a las urnas cuanto antes. Gianfranco Fini, el líder de AN, comparte ese criterio. El CCI) y los populares de Rocco Butiglione quieren, en cambió, abrir un paréntesis para reformar la Constitución y para potenciar una alternativa de centro, con o sin Berlusconi.

Esta autonomía de los ex democristianos dentro del Polo, con la que Fini ha prometido hacer cuentas tras los referendos, ha complicado la campaña de la consulta de hoy, ya que, salvo en el caso de las tres preguntas claves, el CCD y los populares tienen sus propias posiciones. El dato es relevante, porque los 12 referendos representan un galimatías capaz de poner a prueba la capacidad de un politólogo.

La formulación de las preguntas es farragosa y burocrática y los temas son tan numerosos y variados que la masiva publicidad por el no ha tenido que resumirse en consignas del tipo: "0jo a la tarjeta verde, es la del referéndum número 10", el de las televisiones. Belusconi, para simplificar y evitar errores, hubiera preferido que el Polo promoviera 12 noes. Pero ha tenido que ceder hasta el punto de que un liberal como es él y propietario de grandes almacenes promueve el no a la libertad de horario comercial por conveniencias de AN y de los numerosos pequeños comerciantes que votan al partido de Fini.

El referéndum como tal saldrá, en cualquier caso, maltrecho de esta prueba. Todos los partidos critican su escaso valor democrático, con la excepción de Marco Panella, que ya promueve otros 18 referendos. Vista la bajísima participación en los mítines de cierre de campaña, es probable que hoy venza la abstención. Sería una derrota para todos los partidos, y un mensaje claro de que los italianos quieren mas política y menos circo.

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