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Tormentas financieras

Los mercados de cambios reaccionan exageradamente, pero responden a los movimientos de fondo de las economías

Rápidos flujos masivos de capitales a corto plazo -llamados dinero caliente- han contribuido a la inestabilidad de los tipos de cambio en varias regiones del mundo. La crisis financiera en México, que requirió acciones internacionales urgentes, reveló deficiencias en el sistema financiero internacional. El valor del dólar frente al marco alemán y al yen bajó de forma significativa durante los seis primeros meses de este año. Y el Sistema Monetario Europeo ha sufrido tensiones, incluida la reciente necesidad de ajustar la peseta y el escudo. Todo esto ha conducido a llamadas para acciones internacionales más enérgicas para garantizar unos mercados de cambio más ordenados y unos tipos de cambio más alineados.Los Gobiernos del G-7 acordaron el pasado verano en Nápoles que se debería preparar un estudio sobre el funcionamiento de las instituciones económicas internacionales para la cumbre del G-7 de este año en Halifax. Claramente se tendrá en cuenta en este estudio los recientes ejemplos de turbulencia en los mercados y la mala alineación potencial de los tipos. Algunos destacados economistas abogan a favor de importantes cambios.Creo que debemos tener cuidado para no equivocamos en las conclusiones que saquemos de experiencias como las de México. No creo que sean factibles tipos de cambio fijados por mandamiento gubernamental o controles de capitales en un mercado mundial de cambios que mueve un billón de dólares cada día.

Los tipos de cambios y los flujos de capitales responden a las percepciones del mercado respecto a los riesgos y las posibles ganancias. Dicha percepción está influida, creo, por elementos económicos fundamentales, incluida la política gubernamental. Es un hecho que estos flujos de capitales hoy son más rápidos y de mayor magnitud que nunca. Pero una clara lección sacada de la crisis mexicana, para citar al subsecretario del Tesoro, Larry Summers, es que "la política importa". Summers declaró ante el Congreso de Estados Unidos que "en última instancia eran las propias opciones de México", respecto a la política macroeconómica durante el año, y cómo devaluar y luego flotar el peso a finales de diciembre, "que dieron lugar a las actuales dificultades de México". Está claro que no hay sustituto para el mantenimiento de buenas políticas macroeconómicas. Ninguna institución ni gobierno extranjero puede salvar a un país de este imperativo.

Tipos de cambio fijos, incluidos tipos mantenidos en una "banda de fluctuación", no descargan a los gobiernos de la necesidad de gestionar eficazmente sus economías. Por el contrario, la tesis detrás de los tipos fijos o bandas de fluctuación es que obligan rigurosamente a los gobiernos a perseguir buenas políticas económicas. Creo que esta tesis tiene mérito en regiones como Europa occidental, donde hay un fuerte compromiso político a la cohesión.

En una base mundial, sin embargo, creo que se consigue la estabilidad de los tipos de cambio a través de la mejora de las políticas internas, no al revés. Podemos y debemos trabajar hacia unos tipos de cambio menos volátiles y mejor alineados, no mediante la fijación arbitraria de los tipos sino llevando a cabo políticas fiscales y monetarias internas para lograrlo.Podemos alcanzar una mayor armonización de las políticas fiscales y monetarias entre países industriales. Podemos todos hacer más para reducir nuestros déficits fiscales y seguir políticas internas más responsables.

Algunas veces se alega que la negativa de Estados Unidos a subordinar sus políticas macroeconómicas a consideraciones de tipos de cambio, por ejemplo, a través de un cambio fijo, surge de nuestra supuesta falta de preocupación por el valor internacional del dólar. De hecho, sin embargo, la administración repetidas veces que apoya un dólar fuerte y que está preparada para cooperar con otros países para este fin.

A principios de esta semana, el secretario del Tesoro, kobert Rubin, señaló dos direcciones en las que necesitamos mejorar el sistema financiero internacional.

Primero, una mejor capacidad y disposición para impedir crisis financieras. Necesitamos mayor cantidad y más publicación puntual de datos financieros en los mercados; en otras palabras, abundante y puntual transparencia. El FMI debe desarrollar una mayor capacidad de vigilancia, de forma que pueda jugar un importante papel preventivo.

Segundo, la economía internacional necesita mejores mecanismos para movilizar rápidamente cantidades de ayuda financiera condicional relativamente grandes cuando problemas de suficiente importancia se produzcan. Estados Unidos no puede ser el prestamista en última instancia del mundo. Deberíamos proporcionar a las instituciones multilaterales la capacidad para hacer frente a tales crisis.

La depreciación del dólar contra el marco y el yen durante los últimos meses no ha sido bienvenida. Existen muchas y muy variadas explicaciones. A principios de marzo, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, indicó al Congreso que puede ser sintomática de algunos problemas subyacentes en la economía estadounidense: ahorros insuficientes, importantes y continuados déficit presupuestarios y un persistente desequilibrio de cuenta corriente.

Mi conclusión es que a pesar del hecho de que los mercados de cambio a menudo reaccionan con exageración, algunas veces con repercusiones lamentables, los costes y peligros inherentes en fijar tipos de cambio o en controlar los flujos de capitales pueden ser todavía peores. Se puede recurrir a las instituciones financieras internacionales para ejercer una vigilancia más seria sobre la política económica de los miembros y para responder a problemas no previstos con asesoría política y, si es necesario, con una adecuada ayuda financiera.

Esto puede ayudan Pero los tipos de cambio y los flujos de capitales terminarán por responder a aspectos fundamentales. La Administración Clinton está empeñada en que los aspectos fundamentales sean los acertados en Estados Unidos. Estos incluyen la reducción del déficit fiscal, la adopción de reformas estructurales que mejoran la productividad económica y la liberalización del comercio mundial. En los últimos dos años hemos avanzado hacia el cumplimiento de estos objetivos. Tenemos la intención de seguir en la misma dirección.

es embajador de Estados Unidos.

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