No es momento

SON CONVINCENTES los argumentos dados por el Tribunal Constitucional (TC) para no admitir a trámite el recurso de amparo interpuesto por Rafael Vera en su intento de recusar al juez Garzón, al que acusa de no ser imparcial en la instrucción del sumario de los GAL. Esta decisión era, además, previsible tras el rechazo del recurso de amparo que había presentado por igual motivo Juan de Justo, secretario particular del antiguo secretario de Estado para la Seguridad.Sería ofensivo albergar dudas. sobre la independencia del tribunal a la hora de decidir sobre este asunto. Dudas que, sin embargo, han aventado irresponsablemente quienes desde tribunas periodísticas han sometido al alto tribunal a una presión sin precedentes, indicándole los pasos a dar y acusándole por adelantado de prevaricación si osase pronunciarse de forma distinta a la que le indicaban.

El argumento principal del tribunal para rechazar el recurso de Vera es que no es el momento procesal para presentarlo. Corresponde, en primer lugar, a la jurisdicción ordinaria resolver, los supuestos de vulneración de derechos fundamentales en el marco del proceso. Sólo agotada la vía judicial procede el recurso de amparo constitucional. No entra, pues, el TC en el fondo del problema suscitado por la recusación de Vera contra Garzón por presunta "enemistad manifiesta", pero abre la vía de otro posible recurso de amparo, contra la privación de libertad, por entender, que afecta a un derecho fundamental.

El problema se prolongará al menos hasta los prolegómenos mismos del juicio oral sobre el caso GAL. La Audiencia Nacional deberá pronunciarse previamente sobre una cuestión de la que depende la nulidad o la validez de todo lo instruido por el juez Garzón. Si el pronunciamiento fuera contrario a las pretensiones de Vera, lo probable es que la cuestión fuera planteada en el Supremo como posible causa de nulidad del juicio. En virtud del mismo supuesto, el asunto podría llegar hasta el TC, ésta vez sí en momento oportuno. Pero la contrapartida de todo este largo itinerario procesal será no haber despejado las sombras de nulidad que penden sobre el sumario de los GAL.