Huelga y ética médica
Desde que se inició la huelga de médicos hemos estado esperando que algunas voces presuntamente cualificadas en ética médica hicieran públicas, sus reflexiones sobre el conflicto. En particular, nos hubiera gustado escuchar la opinión de la comisión central de deontología de la Organización Médica Colegial, cuyo silencio nos resulta ya escandaloso.Así pues, al menos diremos nosotros lo que pensamos; de al guna manera, nos sentimos obligados como sanitarios especialistas en bioética. No pretendemos hacer un análisis del conflicto en su conjunto, porque es una cuestión compleja y delicada; sólo apuntar las ideas que, a nuestro parecer, son fundamentales. Lo primero es que, aun cuando la huelga es un instrumento de lucha de los trabajadores reconocido en nuestra Constitución, su legitimidad moral en cada caso depende, en buena medida, de su utilización responsable. Aquellos colectivos profesionales que tienen responsabilidades directas y cruciales en el bienestar de las personas y de la sociedad en con junto -como son, por ejemplo, jueces, policía o personal sanitario- deberían restringir su uso a aquellas situaciones absolutamente extremas, y siempre después de haber agotado todas las vías de negociación y presión. Las huelgas de entrada indefinidas son, a nuestro parecer, en esos colectivos, éticamente injustificables.
Es seguro que los médicos del Sistema Nacional de Salud tienen muchos motivos para quejarse. Han sido maltratados por la Administración de muchas maneras en estos años. Pero el argumento económico es quizá el más débil.
Independientemente de fa valoración que se haga de las reivindicaciones de los médicos, lo escandaloso es que no haya existido graduación en los medios de presión a la Administración. Antes de entrar en huelga no se han visto ni manifestaciones, ni comunicados, ni encierros, ni paros simbólicos, ni ninguna otra medida que trate de mantener la presión sin herir lo fundamental: la salud de los pacientes y, la supervivencia del sistema sanitario público. El mismo día que iniciaron una "huelga indefinida", los médicos perdieron las razones que tuvieran.
Pero ello no significa que la Administración las haya ganado. Estamos ya cansados de ver su irresponsabilidad en muchas cuestiones, como, por ejemplo, el conflicto de posgrado y de la medicina de familia, que todavía -a estas alturas- espera una solución. Todos han perdido las razones. Todos han perdido la razón. Pero cuando la irracionalidad impera, la inmoralidad se extiende, y quien sale perdiendo es siempre el mismo, el más débil. Ése es ahora el paciente que no podrá pagarse una clínica privada.- Médico especialista en medicina familiar y comunitaria y magister en bioética. Inés M. Barrio Cantalejo. Enfermera experta en bioética.
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