Israel acusa a España y Marín de torpedear su negociacion con Bruselas

El Gobierno israelí ha arremetido contra la Comisión Europea y, de forma más velada, contra España, acusándoles de torpedear la conclusión de su gran acuerdo económico y comercial con la Unión Europea (UE), que, en contra de lo previsto, no podrá ser cerrado el 12 de junio, 18 meses después de que se empezase a negociar. "Desmiento tajantemente que hayamos obstaculizado el acuerdo", declaró Javier Conde, número dos de la Secretaría de Estado para la UE.

Las críticas contra el órgano ejeutivo de la UE han sido formuadas por el ministro de Comercio e Industria israelí, Micha Harish, en una entrevista con el diario londinense Financial Times. segura que los "burócratas mezquinos" de Bruselas son incapaces de plasmar en acuerdos concretos la buena disposición hacia su país manifestada por los gobiernos de John Major, Alain Juppé y Helmut Kohl. El respsonable de la negociación por parte de la Comisión es Manuel Marín, el vicepresidente español.

Contra España los reproches son más insidiosos. En el Gobierno de lsaac Rabin nadie da la cara con nombre y apellido a la hora de arremeter contra la acitud española, pero en los pasillos del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí algunos altos funcionarios, se preguntan abiertamente si la diplomacia: española a ahora de nuevo "la espalda a la sensibilidad y los intereses israelíes" como lo hizo hasta 1986, el año en que estableció relaciones con Israel.

Concretamente, se, lamentan de que España se oponga a cerrar el acuerdo con Israel antes de que esté terminada la negociación en curso, también desde hace 18 meses, del tratado de euroasociación con Marruecos. "Estamos descontentos de que el Gobierno español utilice como rehén nuestro diálogo con la UE" e intente así hacer avanzar las conversaciones con Rabat que tanto le interesan, afirma un alto cargo israelí.

"Se trata de una explicación tergiversada", replica un experto español. En la recta final de la negociación con la UE, aseguran fuentes diplomáticas españolas, Israel ha planteado nuevas exigencias, entre las que destaca el rebajar en 16.000 pesetas por tonelada el precio de entrada de sus naranjas en la UE.

Tal concesión significaría que el precio de entrada de la naranja. israelí sería inferior al de la marroquí o la tunecina, lo que es inimaginable, porque, entre otros motivos, Israel es el más desarrollado y próspero de los socios mediterráneos de la UE y no debe obtener tales privilegios. Si se aceptase su exigencia, sería, por tanto, necesario reducir en la misma medida el precio de entrada de los cítricos marroquíes, a lo que España no está dispuesta.

En contra de lo anunciado por Manuel Marín, el tratado con Israel no podrá recibir el 12 de junio el visto bueno definitivo de los ministros de Exteriores de los Quince. Se cerrará y se firmará, probablemente, durante Ia presidencia española de la UE, en el segundo semestre del año.

Al margen del contencioso naranjero, otras dos discrepancias menores oponen a España y a Israel. La primera es la solicitud española de lograr un arancel nulo para sus exportaciones de atún y sardinas a Israel y a los territorios ocupados, algo que el Gobierno de Rabin se resiste a otorgar a pesar de que se lo concedió a Tailandia. La segunda es el empeño de Israel de que por cada autobús español para transporte de turistas que importe deba ser montado otro de las mismas características en Israel.

Cuando entre en vigor, el acuerdo entre la UE e Israel dará a este país un acceso sin precedentes al mercado europeo y le permitirá asistir como observador al comité que decide las prioridades comunitarias en investigación y desarrollo, a cuyos programas estará asociado. Está, sin embargo, por ver que el tratado permita reducir el enorme déficit comercial (936.000 millones de pesetas en 1994) que mantiene Israel con sus principales socios europeos.