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LAS CONSECUENCIAS DEL 28 -M

Aznar y Anguita afirman al alimón que España vive el fin del 'felipismo'

No hay pinza. Aunque Julio Anguita y José María Aznar apadrinaran ayer un libro fuertemente crítico contra Felipe González y afirmaran al alimón que España vive el fin del felipismo. Angui ta no cree que ello puede interpretarse como una pinza sobre el PSOE. Es más, Aznar tendrá que apretarse los machos porque el coordinador general de IU -entre irónico y amable- le advirtió que "se va a enterar de lo que vale un peine".

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Julio Anguita habló de pinzas y de peines. Y, sobre todo, de felipismo. Y tachó de "cursi, hortera y pacata" a esa "Villa y Corte que mañana murmurará por mi presencia en este acto", la presentación de un libro, que él situó dentro de la "normalidad dernocrática". El libro era de Pedro J. Ramírez, director de El Mundo. Y los padrinos, Anguita y Aznar."A Aznar ya le atacaré con contundencia y educación donde corresponda". El máximo dirigente de Izquierda Unida hablaba y recibía cabezazos de asentimiento por parte del autor, que sonreía halagado cuando le calificó de "periodista brillante". Y sobre todo cuando, al quite, Anguita rechazó el apelativo malvado con que le ha bautizado el comentarista Miguel Ángel Aguilar: Pedro Zola.

Los dos dirigentes no ahorraron palabra amable ni con ellos, ni con el autor de la obra, ni con los ilustres invitados. Muchos. Más de doscientas sillas ocupadas y gente de pie. Luis María Ansón, Francisco Umbral, columnistas de postín, Armas Marcelo, Miguel Ángel Gozalo... Emilio Romero, solo, llegó un cuarto de hora antes y, discreto, ocupó una silla de las no reservadas. Adolfo Suárez, posiblemente por tratarse de un acto literario, rompió su retiro, acudió a la cita y recibió las referencias cariñosas de los dos políticos.

Del libro puede decirse que el que más habló fue Aznar. Descolocado, leyó unas cuartillas para la ocasión, y sorprendido comprobó que aquello en realidad era un acto político en el que la consigna parecía ser la de dar caña al mono socialista. Él, cortés y como buen presentador, apenas había hecho ligeras referencias a la situación política, centrando más su discurso en la obra, su autor y su trascendencia.

Julio Anguita sí lo hizo. Se mostró orgulloso de su discurso lleno de metáforas y de imágenes sagradas -el título del libro era de lo más adecuado: David contra Goliat, jaque mate al felipismo- y, además de desgranar las virtudes del autor, puso a caldo dicho felipismo.

Pero para discurso antifelipista el de Ramírez. Con trémolos en la voz finalizó una larguísima intervención, emocionado y sin resuello, explicando a los asistentes la España que él quería y amaba, en el tono de "ayer tuve un sueño" y pidiendo, humilde, la ayuda de los dos líderes que le flanqueaban. Y el de todos los presentes. Tocada con canotier, en primera fila, de rosa, su esposa, Ágatha Ruiz de la Prada.

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