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Los equipos de socorro temen no poder salvar a los supervivientes de Sajalín

Pilar Bonet

PILAR BONET El pesimismo dominaba ayer la operación para rescatar a los supervivientes del terremoto que el domingo por la noche borró prácticamente de la faz de la tierra la localidad petrolera rusa de Neftegorsk, en la isla de Sajalín, a 7.000 kilómetros y ocho usos horarios al Este de Moscú. La destrucción ha sido tan tremenda que los especialistas temen no poder rescatar con vida a más de 2.000 personas que, según cálculos provisionales, dormían en sus domicilios convertidos en ruinas.

Neftegorsk está en una zona remota, con malas comunicaciones y poca infraestructura para afrontar una catástrofe de estas dimensiones. Según datos suministrados ayer por la tarde por el Ministerio de Situaciones de 'Emergencia de Rusia, de las ruinas se habían rescatado un total de 511 personas, 218 de las cuales eran cadáveres. Según datos del Ministerio de Sanidad, un total de 938 personas se registraron en la lista de supervivientes, y aproximadamente un tercio de ellos presentaban heridas y contusiones varias. Neftegorsk tenía algo más de 3.000 habitantes.En Moscú, el viceministro de Situaciones de Emergencia, Serguéi Jetagúrov, manifestó que las posibilidades de rescatar con vida a las víctimas disminuyen de forma inversamente proporcional a cada hora que transcurre y calculó en 2 ó 3 días el plazo máximo para sacar a los supervivientes. La televisión independiente rusa mostró unas impresionantes imágenes de cadáveres atrapados y de desolados supervivientes sentados con gesto de impotencia y desesperación sobre los escombros, desde donde surgían todavía los gritos y gemidos humanos.

Magnitud de la catástrofe

Las imágenes ponían de manifiesto la desproporción entre la magnitud de la catástrofe y los medios disponibles para afrontarla. Los equipos de salvamento seguían trabajando durante la noche iluminados por reflectores. El ministro de Sanidad ruso, Eduard Necháiev, manifestó a la agencia Itar-Tass que la destrucción era mayor que durante el terremoto de Armenia, que en 1988 se cobró 25.000 vidas en diciembre de 1988. Por su parte, el ministro de Situaciones de Emergencia, Serguéi Shoigu, maniféstó que se trataba de la peor catástrofe sucedida en el conjunto de países que formaron la URSS después de la avería en la central nuclear de Chernobil (1986) y el terremoto de Armenia.

A la falta de prevención del accidente pueden haber contribuido los problemas financieros y las forzadas economías que, por lo visto, habían debilitado el sistema de detección de seísmos en la zona. Shoigu manifestó que hasta los años setenta las censtrucciones de Neftegorsk se habían erigido sin tener en cuenta los riesgos sísmicos de la zona.

El jefe del Gobierno ruso, Víctor Chernomirdin, que comenzó ayer unas vacaciones en la localidad de Sochi, en la costa del Mar Negro, manifestó a la televisión que los procesos sísmicos se están activando en el Lejano Oriente y que se han reforzado edificios en la península Kamchatka. El presidente ruso, Borís Yeltsin, que según Chernomirdin es informado cada media hora de las operaciones de rescate, hará hoy una intervenciónpor televisión y prepara un decreto especial.

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Serguéi Jetagúrov trató de disipar los temores sobre las consecuencias ecológicas del terremoto y manifestó que no había peligro de fugas de petróleo pese a las rupturas que se habían producido en un tramo de oleoducto. Un portavoz de la companía Sajalinmoorneftegaz, que opera en la zona, manifestó que la extracción de petróleo se ha interrumpido. La citada empresa produce 1,5 millones de toneladas de crudo al año.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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