Entre La Carolina y La Moncloa
"Tú, a la cama", le dice Alfredo Pérez Rubalcaba a un chavalillo rubio que alborota al pie del tablado donde el ministro se apresta a discursear ante varios centenares de vecinos de La Carolina. Al ver que el señor calvo sonríe y el público se desternilla, el chavalillo comprende que él también tiene que tomárselo a guasa y vuelve a sumarse al tropel de niños y niñas que juegan con globos y chupan con fruición polos flash. Son más de las once de la noche del lunes y Rubalcaba emprende su segundo acto electoral consecutivo en la provincia de Jaén. El anterior ha sido en Linares, el primer mitin socialista en esta localidad desde el conflicto de Santana-Suzuki.Sabe Rubalcaba que los reunidos en La Carolina esperan palabras esperanzadoras de este vicario en la tierra de Felipe González. Las reunidos conocen las encuestas que anunción que los socialistas sufrirán un serio rapapolvo el el domingo. Han escuchado que la mayoría del electorado va a presentarle una seria factura al PSOE por los escándalos. También por la larga permanencia en el poder. Mucha gente les dice que hay cansancio, deseo de alternancia, ganas de conceder una oportunidad de gobierno al centro-derecha y una benéfica cura de oposición al PSOE.
Así que Rubalcaba tiene que coger el toro por los cuernos. Pero ni ha cambiado su chaqueta. y su corbata por una cazadora de campana, ni está en su naturaleza emplear el populismo mitinero que tan buenos resultados les da a algunos socialistas en estas plazas del sur. Opta -"soy un profesor"- por el humor tranquilo y la pedagogía. En La Carolina le celebran elecciones municipales: "Se trata de saber si la joven compañera María del Carmen ocupará la alcaldía o lo hará Ramón Palacios, don Ramón, que tanta experiencia adquirió durante el franquismo". En cualquier caso, los resultados del domingo no van a provocar elecciones generales anticipadas: "No nos van a echar de La Moncloa. Pensamos agotar la legislatura y culminar la recuperación económica con la creación de empleo, mucho empleo". El problema de la derecha no es tanto el pasado -"no pretendo resucitar fantasmas ni meter miedo" como el presente: "que no cumple lo que promete y se desentiende de la solidaridad". Los tiempos son duros: "Los socialistas no estábamos preparados para que algunos de los nuestros traicionaran nuestra confianza y la de los ciudadanos. Tampoco lo estábamos para la política de la dirección de IU de abrir las puertas a la derecha. Tenéis que preguntar les a los compañeros de IU qué piensan hacer con los votos que reciban el domingo. ¿Van a unirlos a los socialistas para formar ayuntamientos y gobiernos autónomos progresistas? ¿Van a dejar que la derecha gobierne allí donde hay una mayoría de izquierdas?".
En tierras de Jaén él "compañero Alfredo" ha dejado una sorpresa -"está usted mejor que en la tele" y un mensaje: "También en 1993 se nos anunciaba el desastre y ya veis cómo terminaron las cosas". En el coche que le lleva de regreso a Madrid -el chavalillo rubio de La Carolina ya debe de estar durmiendo-, el ministro de la Presidencia y portavoz del Gobierno da vueltas a las posibles situaciones a las que tendrá que aportar pública respuesta la próxima semana. Aunque le aya curtido mucho dar la cara durante los dos úItimos años ante horrores que ni podía imaginare, tiene que hablar largo y tendido con su jefe antes de la noche electoral. "Tengo que hablar con Felipe", dice mientras el coche, devora las llanuras de La Mancha.
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