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Bossi califica de 'trapicheo' a la actual negociación sobre la televisión en Italia

Las sospechas entrecruzadas, más todavía que las diferencias de criterio entre las fuerzas políticas, pueden complicar el que hoy se alcance un acuerdo definitivo para evitar los referendos sobre la televisión del próximo 11 de junio, si bien ayer las posturas parecían haberse acercado. Al temor a un vacío legislativo, expresado por el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) si se procede a abolir las normas existentes sobre la materia, a la espera de aprobar las nuevas, se unió la voz del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, acusando, ya sea al PDS o a Forza Italia, la formación de Silvio Berlusconi, de posible trapicheo.

La petición de procesamiento de Berlusconi por presunta corrupción, que los fiscales de Milán hicieron el sábado por la noche, llegó en el momento más difícil de la negociación.La propuesta del profesor Giuseppe Guarino -llamado como mediador, aunque sin que se sepa bien por quién- de abolir toda la ley Mammí, reguladora del sistema televisivo, excepto la figura y poderes del garante editorial y la televisión por cable, suscitó el viernes minuciosísimos análisis por parte de la izquierda, al percatarse de que suprimir la prohibición a las empresas participadas por el Estado de tener cadenas de televisión y, al mismo tiempo, mantener los artículos sobre la televisión por cable abría a la estatal Stet, dedicada principalmente a la telefonía, la posibilidad de entrar en el juego e incluso de comprar las cadenas de Berlusconi. A incrementar las sospechas de que podía haber truco llegó, según recordaba ayer La Repubblica, el semanario Il Mondo, afirmando que la Streal, una empresa de la Stet dedicada al estudio de la televisión interactiva, estaba a punto de adjudicarse un contrato cuatrienal con la Liga de fútbol para retransmitir el campeonato por cable. Inútil decir que la Stet desmintió tal hipotética maniobra, pero nadie creyó demasiado su desmentido.

La actitud del PDS

La izquierda, especialmente el PDS, ha visto que la abolición de la ley Mammí podría suponer un vacío normativo por lo que han pedido al presidente de la comisión parlamentaria para la reordenación del sistema radiotelevisivo, Giorgio Napolitano, que hoy tendrá que trabajar en un acuerdo definitivo, que se mantengan de la actual ley aspectos sobre las informaciones de las empresas y el control del accionariado, las normas contra concentraciones de televisión, prensa y publicidad o la prohibición a las empresas de participación estatal de obtener concesiones televisivas. Sí se abolirían los artículos que prohíben o limitan ceder empresas titulares de cadenas televisivas.

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En este último punto ha habido una flexión por parte del PDS, que en principio quería bloquear la compraventa de televisiones, ante lo que Vittorio Dotti, negociador por parte de Forza Italia, habló de veto.

Aunque se pretende que las nuevas normas estén aprobadas antes de agosto, Forza Italia alega que las ofertas que hoy tiene Berlusconi podrían no existir en un mes o dos. Los progresistas puntualizan que, de comprar, lo harían por su cuenta y riesgo, sin incluir en el lote el hecho de que, comprando hoy Fininvest, pudieran mañana hacerse con teléfonos, cable u otras televisiones.

La petición de procesamiento por corrupción de Berlusconi hecha por la fiscalía de Milán suscitó ayer diversos comentarios de las fuerzas políticas. El líder del centro izquierda, Romano Prodi, se negó a pronunciarse sobre lo que consideró un problema de carácter jurídico, mientras que Luigi Berlinguer (PDS) dijo que el victimismo judicial del ex primer ministro coló una vez, pero no cuela más. Pierferdinando Casini, líder del Centro Cristiano Democrático y socio de coalición de Berlusconi, denunció un "ensañamiento judicial" con su aliado.

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