Ejemplo de Crevillente

En nombre de muchos madrileños, me dirijo a los responsables de las procesiones que tuvieron lugar en Madrid el Jueves y Viernes Santo para rogarles que, si no pudieron ver por televisión las dos procesiones que retransmitieron desde Crevillente el Viernes Santo, procuren que alguien que las haya grabado se las preste. Son un modelo reconfortante y admirable, un ejemplo a seguir de verdadero sentir religioso, de buen gusto, de seriedad, de organización y de cooperación de toda la ciudadanía que colabora en las bandas, en los coros, en las cofradías, y con público respetuoso y civilizado. Tanto personas creyentes como no creyentes han ponderado esa conmemoración auténticamente religiosa de la Pasión, tan distinta de lo que son algunas procesiones madrileñas, donde lo que parece que se busca es el enfrentamiento de varias imágenes, que, curiosamente, pertenecen al mismo Señor, quien, o se encuentra a sí mismo, frente a frente, en un mismo recorrido o tiene que salir corriendo para que no le atrape su sí mismo, que llega pisándole los talones. ¿Qué se pretende con esto? ¿Por qué itinerarios confluentes a horas casi iguales? ¿Por qué protagonismo absoluto de diferentes imágenes y no de Jesús a través de su Pasión, relatada por medio de pasos que, aunque pertenezcan a diversas iglesias y cofradías, se unen en una misma conmemoración? ¿No reza con nosotros eso de "que todos seamos uno"? Por favor, medítenlo.