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Los ministros franceses no tendrán avión propio, y pasaran 'evaluaciones" sobre sus logros

Enric González

Alain Juppé celebró ayer en el palacio del Elíseo el primer Consejo de Ministros de su Gobierno bajo la presidencia de Jacques Chirac. El presidente y el primer ministro dedicaron la reunión a establecer el código de conducta del Gabinete: ejemplaridad, austeridad y trabajo duro serán las normas. Cada ministro sufrirá "evaluaciones periódicas" de sus resultados. Chirac reclamó de todos una "movilización general contra el desempleo y la marginación" y una "reducción imperativa de los déficit públicos".

A las diez de la mañana, el ambiente en el patio del Elíseo se asemejaba al de la ceremonia de entrega de los premios Oscar: más de cien cámaras apostadas en dos largas hileras y aplausos a la llegada de los artistas. A diferencia de la fiesta de Los Ángeles, la mayoría de las caras resultaban desconocidas. "¡Señora, por favor, díganos quién es usted!", le lanzó algún fotógrafo a una ministra. Xavier Enimanuelli, cofundador de Médicos Sin Fronteras y del Servicio de Urgencias Médicas de París, nuevo ministro de Ayuda Humanitaria Urgente, estaba tan aturdido que no sabía si posar, entrar o marcharse a casa. Los ministros veteranos intentaron ejercer como guías y conducir a los novatos desde el torbellino de objetivos hasta la sala de reuniones.La reunión del Consejo de Ministros duró apenas una hora. Tiempo suficiente para que Chirac y Juppé fijaran un código de conducta estricto y para todos. De entrada, austeridad: quedó suprimido el Grupo de Contacto Aéreo Interministerial, o sea, el uso discrecional de aviones por parte de los ministros, y se exigió de todos que redujeran el tren de vida y simplificaran al máximo las ceremonias. La supresión del uso de reactores fue criticada desde la oposición por el socialista Paul Quilés, por el hecho de que "el aprovechamiento del tiempo es esencial para un ministro, y cuenta más que un pequeño ahorro simbólico". Quilés calificó la medida de "simple efecto de escaparate".

Objetivo: la ejemplaridad

Chirac utilizó el término "ejemplaridad" para resumir lo que quería de Juppé y sus ministros, y François Baroin, portavoz gubernamental y benjamín del equipo, con sólo 30 años, lo explicó luego de la siguiente forma: "Ejemplaridad significa que habrá que respetar no sólo la ley, sino todos los códigos impuestos a los ciudadanos, incluyendo el de la circulación. El coche oficial del presidente se detendrá ante los semáforos en rojo, y los de los ministros, también". Juppé dejó claro que seguía vigente la regla impuesta por su predecesor, Édouard Balladur: ministro procesado, ministro destituido.

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El primer ministro, que el martes expondrá su programa ante la Asamblea Nacional, convocó la reunión en sábado para simbolizar la urgencia de la tarea. Y marcó los primeros plazos: antes del sábado siguiente, cada ministro debía presentarle una lista de primeros proyectos y un calendario de cumplimiento. Cada uno de ellos debía ser consciente de que se exigirían "resultados" y que, por tanto, serían sometidos a "evaluaciones periódicas

Según el portavoz Baroin, en esas evaluaciones no contarán ni el peso político ni la filiación "sólo los resultados". Había que responder a la "movilización general" exigida por Chirac contra el desempleo y la marginación social, plasmada en la creación, ayer mismo, de un Consejo Interministerial sobre Empleo. Desde hoy, serán convocados los prefectos (similares a los gobernadores civiles españoles) para transmitirles la misma prisa.

Chirac anunció. también que renunciaría a parte de su poder de nombramiento de directivos en las empresas públicas en favor de los consejos de administración. Y asumió dos compromisos personales: la justicia tendría total independencia, y los medios de comunicación dispondrían de plena libertad.

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