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Un 'comando' integrista mata a dos mujeres en Argelia

Fatma Aisauin, de 22 años, y su compañera Aisha Bernaus, de 20, son las dos últimas víctimas de la violencia integrista, que desde hace unos meses parece centrarse en tomo a las mujeres y que se ha saldado con más de 150 muertes en poco menos de un año. Otras 13 personas, entre ellas dos niños, resultaron heridas al hacer explosión un coche bomba en la zona este de Argel. Los comandos integristas han incrementado los ataques de este tipo.

El asesinato de las dos mujeres se produce pocas semanas después de que el Grupo Islámico Armado (GIA) lanzara una nueva amenaza de muerte contra las mujeres, hijas y hermanas de los funcionarios de la policía y de los militares.Las dos fueron degolladas en la localidad de Ued Movilá, en la provincia de Magnia, junto a la frontera con Marruecos. Antes de que el asesino cortara el cuello de ambas mujeres, uno de los miembros del comando integrista leyó en voz alta una fatwa (ordenanza religiosa). En Argelia, este tipo de disposiciones están redactadas normalmente por un imam o una personalidad religiosa y pretenden justificar doctrinalmente las acciones violentas de los integristas, según el periódico Liberté.

A la misma hora en que sucedía este doble asesinato era encontrado en la localidad de Bory el Kifan, a una veintena de kilómetros al este de Argel, el cadáver de un periodista, Azedin Saiyi, de 28 años, redactor jefe del periódico en lengua francesa Ouma, colaborador de diversas publicaciones y animador de un programa semanal de televisión dedicado a la universidad.

El cuerpo de la víctima fue localizado, degollado, cerca de su casa y con un tiro en la nuca al día siguiente de que fuera secuestrado por un comando integrista. Saiyi se convierte así en el periodista número 36 asesinado en Argelia en poco más de tres años.

Las acciones del integrismo violento no acaban con estas muertes. También ayer, un coche bomba estalló cerca de la comisaría de Jemis Jechana, en la zona este de Argel, causando heridas a 13 personas, entre ellas dos niños, según un comunicado de los servicios de seguridad argelinos, informa France Presse. Los comandos armados han multiplicado sus ataques con trampas de coches bomba en las últimas semanas, teniendo principalmente como objetivos las comisarías de policía, los cuarteles de la gendarmería y vehículos del Ejército. El pasado 30 de enero, un atentado suicida con coche contra la comisaría central de Argel causó 42 muertos y cerca de 300 heridos. El 10 de marzo, otro coche bomba destruyó un edificio de viviendas de la. policía y causó 33 heridos

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Mientras la contabilidad macabra continúa aumentando en Argelia, Lambarek Bumaarafi, el asesino de Mohamed Budiaf, comparece nuevamente ante los magistrados de la capital para ser juzgado por el magnicidio del presidente de la República. Nada más empezar la sesión, el acusado se enzarzó en una dura discusión con s jueces, a quienes solicitó un aplazamiento de cinco días para nombrar a un nuevo equipo de abogados defensores, llenando así el vacío dejado por los cuatro letrados que abandonaron el estrado el pasado lunes.

La reclamación de Lambarek Bumaarafl no fue aceptada por los magistrados, quienes aseguraron que el acusado había tenido la oportunidad de nombrar a un defensor de su confianza, pero que rechazó esta posibilidad. Desposeído de su derecho a la defensa y cerrado en un hermético silencio, Buinuarafi se ha convertido a los ojos de la opinión pública en una víctima.

Sentado en el banquillo de los acusados, sin poder abandonar la sala, Lambarek Buniaarafi se enfrenta en solitario y en silencio a la pena de muerte. Pero, lo que es peor, amenaza con no desvelar nunca el secreto de este magnicidio, en el que ya anunció que se encuentra implicada "la mafia financiera y política".

La viuda del presidente Budiaf, residente en Argel, no deja de hacer declaraciones en la prensa asegurando que este proceso "es una mascarada" y que la verdad no se encuentra entre las paredes del Palacio de Justicia. Pero a pesar de su protesta y la de Bumaarafi, el juicio ha entrado en una imparable recta final.

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