Del Alto de Extremadura a la facultad en 15 minutos
Los vecinos de los municipios de la carretera de Extremadura y los de parte de Latina pueden dormir media hora más
Ha salido redonda. Un primer chequeo a la línea 6 de metro ampliada, efectuado en los dos primeros días de funcionamiento por EL PAÍS, demuestra que la M-30 del subterráneo funciona como un reloj, salvo alguna avería que ralentizó algún trayecto. La buena acogida entre los usuarios se corresponde con las previsiones de los responsables regionales de transportes.
El gerente del Consorcio de Transportes, Fidel Angulo, esperaba conocer el número de viajeros del primer día como un jugador el número ganador de la lotería. Y no se ha quedado con una pedrea. El jueves, los viajeros aumentaron en un 8% sobre una media anual de 380.000. Y el viernes, el incremento fue del 12%, lo que significa que se subieron 456.000 personas a los trenes de la circular.
Marta y Soraya, estudiantes de 21 años de la carrera de Filología en la Universidad Complutense, pisaron por primera vez el andén del Alto de Extremadura. Hasta ese día, llegar hasta el campus era una excursión: alcanzaban en autobús la estación más próxima de metro y desde allí recorrían 2 1 estaciones de la misma línea gris hasta Ciudad Universitaria. E, trayecto en metro duraba 45 minutos, según la prueba de EL PAÍS. Ahora, la veintena de andenes se reduce a cinco: "Aparte de no dar toda la vuelta, podemos dormir más horas". Son 10 minutos de metro los que separan la Ciudad Universitaria del Alto de Extremadura.
Tiempo récord
El recorrido del anillo completo de la circular, en ambos sentidos, efectuado un par de veces por dos redactoras el jueves y el viernes pasados, lleva a varias conclusiones. En primer lugar, los trenes circulan con puntualidad. El Consorcio de Transportes ha indicado que la vuelta completa se da en unos 55 minutos. En la primera prueba realizada por este diario, el trayecto completo desde Avenida de América se hizo en 54 minutos. Un minuto antes de lo previsto.
El viernes se batió cualquier récord previsto: el viaje por las 27 estaciones se efectuó en 46 minutos. El tiempo medio que tardan los trenes en desplazarse de una estación a otra (hay 27 en total) es de dos minutos.
Los viajeros de los municipios de la periferia de la zona suroeste son otros de los más beneficiados por la ampliación de la línea 6. Abdel-lllah Kadiri, de 34 años, empleado de finanzas en una embajada, vive en Móstoles. Hasta el jueves llegaba en tren de cercanías a Embajadores (33 minutos de viaje) y allí tomaba la línea 3 (Legazpi-Moncloa) para llegar a esta última estación, lo que le llevaba unos 22 minutos. Total, casi una hora de viaje. EL PAÍS comprobó este recorrido, y resultó coincidir con el del viajero.
El jueves, la fatiga del viaje hasta la estación de Moncloa desapareció: el hombre se apeó del tren en Laguna y desde allí recorrió las seis nuevas estaciones hasta su destino habitual. Dentro del metro, miraba continuamente la esfera de su reloj. Al llegar a Moncloa comprobó que el tiempo total desde la estación de Móstoles era de 30 minutos, media hora menos. Su cronómetro era calcado al que había realizado este diario.
Al día siguiente, la redactora se cruzó con el viajero de Móstoles a las nueve de la mañana, en el amplio vestíbulo de Moncloa. Su presencia allí demostró que la prueba del día anterior le había convencido. Además, en la línea 3, relataba, iba "como sardina en lata".
El ahorro de tiempo oscila entre 10 y 25 minutos, según las múltiples combinaciones posibles. Éstas se reducen si se tiene en cuenta que en las horas punta de la mañana (de seis a nueve) la mayoría de los viajes se efectúan de la zona sur (Móstoles, Alcorcón, Latina) a la norte (Nuevos Ministerios, Cuatro Caminos, Moncloa). En el gráfico quedan reflejados algunos ejemplos prácticos: si antes de que se cerrase la línea, 6 un viajero tardaba 35 minutos en desplazarse desde el barrio de Cuatro Vientos a la parada de Nuevos Ministerios, ahora emplea 22 minutos en llegar a su destino.
Pero no sólo es cuestión de tiempo. Los madrugadores viajeros también valoran no tener que subir peldaños y recorrer largos pasillos para hacer un transbordo. Es el caso del administrativo Javier del Saz, de 40 años. Cada mañana sale de su casa de San José de Valderas (Leganés) para ir hasta a la estación de Cruz del Rayo (distrito de Chamartín). Hasta el pasado jueves, llegaba en autobús a la estación de Príncipe Pío. Allí cogía el ramal hasta Ópera, donde transbordaba a la línea 5. Al llegar a Núñez de Balboa, recorría un kilómetro de subterráneo para llegar a la línea 9, que finalmente le conducía a su destino. "Ahora tardo prácticamente lo mismo, pero gano en comodidad en los transbordos", señaló el pasado viernes este pasajero.
Tampoco se gana tiempo en llegar desde Pozuelo a Nuevos Ministerios (en cercanías hasta Príncipe Pío, ant9s, para luego tomar el ramal a Opera, allí la línea 5 y después la 6), pero sin el largo e incómodo transbordo entre las líneas 5 y 6 en Diego de León.
Otro trayecto que comprobó este diario es el que efectúan los universitarios que viven en Alcorcón. Hasta la ampliación, de la línea, el recorrido habitual era llegar hasta la glorieta de San Vicente en las populares blasas, los autocares de la empresa De Blas. En hora punta este recorrido por la N-V dura entre 30 y 40 minutos. Hasta aquí, el recorrido actual es el mismo. Pero, una vez en Príncipe Pío, los universitarios esperaban el autobús 46 de la Empresa Municipal de Transportes para llegar al campus: "Que nunca sabías cuándo iba a llegar", dice un estudiante de 20 años, Gustavo. Esto suponía 15 o 20 minutos de trayecto, más la espera. Ahora, el trayecto de Príncipe Pío a Ciudad Universitaria es de 12 minutos.
Pese a todo, algunos ciudadanos esperaban las nuevas estaciones Lucero, Alto de Extremadura, Puerta del Angel, Príncipe Pío, Argüelles y Moncloa- desde hace 30 años. En los años sesenta existía el proyecto de la línea circular en los planos de los responsables de entonces. Una pasajera, vecina del paseo de Extremadura, se lamentaba de este retraso. "Tengo 40 años y toda mi vida he escuchado que el metro llegaría a mi barrio. Pero ya se sabe que de los pobres es de los últimos que se acuerdan", decía esta profesora de la Universidad Complutense.
Ascensores
Efectivamente, la línea 6 se emprendió en los años setenta. En 1982 estaba en funcionamiento desde Cuatro Caminos a Oporto. A partir de este año, la administración central transfirió la responsabilidad de su construcción a la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid. La consejería heredó túneles ya inciados en Latina. Y es precisamente éste el motivo, explica Vicente Gago, director general de Infraestructuras de la Comunidad, por el cual no hay ascensores para personas que sufren minusvalías, o para madres con carritos de niños, en todas las estaciones.
Las estaciones del Alto de Extremadura y de Argüelles carecen de elevadores: "Según estaba diseñado previamente", explica Gago, Ios vestíbulos no quedaban en la misma vertical que los andenes, de forma que hubiera sido necesario hacer pasillos sólo para las personas con minusvalías. Éstos estarían muy poco frecuentados y sería peligroso", se justifica el responsable regional de Infraestructuras.
Paros y falta de mapas
"Esto es un jaleo. Las nuevas estaciones no están en los planos de los vagones", se quejaba un pasajero el día del estreno de la línea 6. Y era cierto. La empresa Metro de Madrid, a pesar de que el Consorcio de Transportes aseguró que sí lo había hecho, todavía no ha actualizado los mapas de orientación, donde figuran las nuevas estaciones."Es un detalle que se les ha escapado", decía Carmen Suárez, universitaria de la Complutense. Un detalle incómodo par a los usuarios. En cada parada, y para no saltarse ni una estación, hay que echar un vistazo a los paneles colocados en los andenes.
Una parada de 10 minutos en el andén de la estación de Príncipe Pío irritó a los pasajeros que viajaban, pasadas las 9.30, con destino a Moncloa. Una avería en la señalización entre las estaciones de Argüelles y Moncloa tuvo la culpa. "Sí que empezamos bien", decía nervioso un viajero. Algunos usuarios emplearon el forzoso tiempo de espera en ver la curiosa estación, ubicada en la antigua estación de Norte. "Sí, sí, todo muy bonito, pero aquí nos tienen", decía un universitario que llegaba tarde a clase.
El gerente del Consorcio de Transportes, Fidel Ángulo, restó importancia al incidente y aseguró que "estos paros son incidencias cotidianas dentro del metro".
. Habituales también fueron durante los dos primeros días de funcionamiento las paradas de los coches dentro de los túneles.
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