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Los trasvases de agua hipotecan el desarrollo de la zona mediterránea, según Obras Públicas

En España, el agua todavía no se ha convertido en un recurso estratégico como en Israel, cuya gestión depende del Ministerio de Defensa, pero pronto tendrá que ser así. El desarrollo de la mayor parte de las regiones del litoral en la vertiente mediterránea está hipotecado por la dependencia del agua, escasa e insuficiente para las demandas actuales y futuras. Un estudio elaborado por en cargo del Ministerio de Obras Públicas revela que los trasvases son irrenunciables, ya que las medidas de ahorro para mejorar la eficiencia en el uso y el consumo del agua disponible no paliarán la escasez.Las cuentas comienzan a clarificarse. La presentación del Plan Hidrológico Nacional (PHN) escandalizó a quienes desconocían las necesidades de agua en todo el litoral mediterráneo. Los ocho millones de residentes ubicados entre Castellón y Almería, más los seis y medio de Gerona, Barcelona y Tarragona tienen su desarrollo estrangulado si no se les incrementan sus actuales dotaciones de agua.

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Muchos científicos, ecologistas y políticos de las regiones calificadas como potenciales aportadoras de agua se llevaron las manos a la cabeza. Consideraban que los volúmenes de agua previstos para transferir eran "faraónicos". Por distintas razones, estos colectivos acusaron al Ministerio de Obras Públicas de no fundamentar las cifras que manejaba. La Dirección General de Política Ambiental del propio ministerio encargó un estudio a un grupo de expertos en agricultura y ecología (Sumpsi, Díaz Pineda y Tió, entre otros) para contrastar las necesidades de agua en los regadíos -sector que demanda más del 80% de los recursos-, en el. marco de la política agraria comunitaria.

Los resultados de este estudio reducían considerablemente las previsiones del. PHN. El ministro José Borrell dio marcha atrás y asumió en parte sus recomendaciones: había que mejorar la eficiencia de los regadíos y reducir la extensión de tierras de secano convertibles en regables.

En julio del año pasado, Obras Públicas encargó otro estudio sobre qué medidas podrían aplicarse para racionalizar el uso del agua en las cuencas deficitarias de Cataluña, Júcar, Segura y Sur. El trabajo está a punto de concluirse. Un avance de sus conclusiones, referidas a las tres cuencas últimas, señala que la demanda de agua para el consumo de los residentes habituales y estacionales estaba bien calculada. Otra cosa bien diferente es la demanda agraria en un territorio considerado como el más competitivo de Europa y donde se compagina la sobreexplotación de los acuíferos con técnicas de riego por inundación y las más avanzadas por goteo.

Esta sobreexplotación ha llegado a tales extremos que grupos exportadores de tomates en la zona de Mazarrón y Águilas (Murcia) han instalado plantas desaladoras para poder regar sus tomates, sin que el agua salada, extraída a 300 metros de profundidad, eche a perder las plantas.

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Gestión más rigurosa

El estudio reconoce que, con un mejor aprovechamiento de los acuíferos, su explotación racional puede proporcionar 127 hectómetros cúbicos al año en el Júcar v 45 en el Sur. Nada en el Segura.

Las posibilidades de ahorro en el uso de aguas superficiales son mucho más amplias. En abastecimientos, para alcanzar las cantidades fijadas por el Consejo Nacional del Agua (101 hectómetros, 56 de ellos en el Júcar) el informe dice que habría que efectuar "profundas actuaciones en las infraestructuras y adoptar medidas rigurosas de gestión de la demanda, de manera que el porcentaje no facturado se limite, al 15%".

El ahorro básico habría que hacerlo en la agricultura. Según el informe, es posible conseguir un volumen neto en conjunto de 233 hectómetros al año, pero para eso harían falta unas inversiones de 83.883 millones de pesetas. El informe concluye que, aun así, las comarcas de Almería, Málaga y Murcia -básicamente- necesitan aportaciones de agua, vengan de donde vengan.

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