Guerra, de nuevo
LA GUERRA de los Balcanes vuelve con terca insistencia a demostrar lo equivocados que estaban cuantos pensaron que acabaría pronto con el agotamiento de los combatientes o la rápida victoria de la parte más fuerte. Ayer, varios miles de soldados croatas, apoyados por artillería y carros de combate, lanzaron una operación todo parece suponer que, en principio, limitada para hacerse con el control de una treintena de kilómetrosde la autopista de Zagreb a Bélgrado que, triste ironía, se llamó en su día Ruta de la Unidad y Fraternidad, y que cruza el territorio controlado por fuerzas serbias.Y también ayer concluía oficialmente la tregua de cuatro meses entre las partes en conflicto en Bosnia Herzegovina. Todos los intentos de renovarla han sido vanos. En realidad, había dejado de existir poco después de ser anunciada por el ex presidente norteamericano Jimmy Carter tras su incursión mediadora en este conflicto.
En diversos frentes se ha combatido, si bien a baja intensidad, durante el pasado invierno. Ahora, con la llegada de la primavera, vuelven a cumplirse todas las condiciones para un nuevo recrudecimiento del conflicto. El tiempo dirá si sólo en Bosnia o también en Croacia. Pero los intentos del enviado especial de la ONU, Akashi, de acusar al Gobierno de Sarajevo de ser el único culpable de que esto suceda revelan cierta falta de memoria.
Porque la tregua fue en su día gestada para dar tiempo al Grupo de Contacto, compuesto por Estados Unidos., Rusia, el Reino Unido, Francia y Alemania, para buscar una fórmula que llevara a los serbios de Bosnia a aceptar el reparto territorial propuesto en el plan de paz.
Y hoy, cuatro meses después, las fuerzas serbias lideradas por Radovan Karadzic mantienen su rechazo a dicha propuesta. El Gobierno de Sarajevo ha denunciado que con una falta de presión efectiva sobre Karadzic para que acepte él plan la tregua sólo sirve para. que éste consolide su posición en ese casi 70% del territorio de Bosnia que controla.
Todas las partes contendientes en los Balcanes están plenamente convencidas de que, tomada en su día por la comunidad internacional la decisión de no intervenir, serán las armas las que decidan la suerte del conflicto. Croacia ha lanzado ahora una ofensiva para retomar una parte de su territorio y demostrar en una operación puntual que tras estos cuatro años de masivas compras de armas y profesionalización de su ejército los serbios en la Krajina están ya lejos de ser tan invulnerables como lo fueron cuando ocuparon aquel territorio.
Y el Gobierno de Sarajevo quiere hacer otro tanto con su negativa a prolongar la tregua. Hay ya muchas más armas en la región que cuando comenzó la guerra, y están también más repartidas. Y los problemas de las dos autoproclamadas repúblicas serbias en Croacia y Bosnia han aumentado con la política del presidente de Serbia, Milosevic, de cortarles su apoyo, al menos parcialmente, a cambio, del levantamiento también parcial de las sanciones a Serbia y Montenegro.
Sólo cabe, por tanto, esperar más guerra mientras no se llegue a un acuerdo que acepten todas las partes. Como en los Balcanes hoy, tras cuatro años de guerra, no rige sino la ley del más fuerte, el que considere serlo en cada momento y lugar impondrá la suya.
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