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Entrevista:LA MADRE TERESA 'DEL POZO'PREMIADA POR SU LABOR SOCIAL

"En el Pozo del Tío Raimundo hemos perdido solidaridad"

Fue monja de clausura durante diez años, y una peritonitis le abrió el camino del activismo, y la labor social en los arrabales de Madrid. María Teresa Visitación Hernández. Pinuaga, una carmelita conocida en el Pozo del Tío Raimundo (Puente de Vallecas) como "la madre Teresa" recibió el sábado, a sus sesenta y ocho años, la Gran Cruz de la Orden Civil de la Solidaridad del Ministerio de Asuntos Sociales. El galardón pretende reconocer sus 38 anos de dedicación a los poceros.A finales de los cincuenta llegó al barrizal del Pozo. Allí estaba otro religioso, José María Llanos. Con él y con otro jesuita, Jaime García Escudero, formó una avanzadilla que intentaba hacer frente a las grandes carencias de los vecinos, chabolistas recién llegados, de la: inmigración o huidos de la represalia política. Creó la primera guardería del lugar y un comedor para los ancianos que carecían de pensiones y medios. "Nos traía el turrón de los ricos", aseguran algunos de aquellos niños que siempre llevaban barro en los zapatos.

Pregunta. ¿Cómo al guien que aspira a ser monja de clausura acaba" envuelta en la vorágine del Pozo de los años sesenta?

Respuesta. Viví diez años en un convento de clausura de Cuerva, (Toledo); como enfermé de una peritonitis tuberculosa y tenía que permanecer en Madrid para el tratamiento, me fui a ayudar al padre Llanos, que estaba muy solo en el Pozo. Luego las cosas se lían: haces una cosa, te metes en otra y aquí sigo. Pero siempre he seguido deseando volver a la clausura.

P. Parece contradictorio ese deseo de retiro con la vida que ha llevado codo a codo con vecinos tan combativos.

R. No. En, ambos casos, lo que te mueve es la vocación carmelita de la entrega. Vivir en el Pozo suponía compartir todas las calamidades que padecían sus gentes, que eran muchas, sin agua, sin luz, sin alcantarillado, y estar en todos los jolgorios para conseguir mejoras.

P. ¿Qué es lo que más grabado se le quedó?

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R. El olor por la falta de alcantarillado y las aguas sucias. Es algo que no olvidaré. También me impresionó la gran austeridad con la que vivía la gente y su enorme solidaridad.

P. Físicamente, el barrio ha cambiado como del día a la noche. ¿También en otras cosas es distinto?

R. Sí. Ahora, aunque quizás sea fuerte decirlo, hay menos solidaridad que entonces. Nos hemos blindado más cada uno en nuestra casa. Ahora nos saludamos menos y apenas nos interesamos por las otras familias.

P.¿Quedaron atrás los problemas?

R. Algunos sí; el barrio es nuevo y no hay chabolas. Ahora las calamidades están escondidas en los pisos: el paro, la droga...

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