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La protección al superdotado debe evitar el elitismo, dicen los expertos

Simposio en Madrid sobre el fenómeno de los niños superinteligentes

Si su hijo no para de hacer preguntas desde su más tierna infancia, desarrolla una -energía desorbitada, se pasa el día curioseándolo todo y tiene fama de agitarse en clase porque se aburre mientras el profesor explica, no es un plasta, es muy posible que sea un superdotado en peligro de fracasar en el colegio simplemente porque no recibe la atención necesaria. Estudiosos del tema se reunieron ayer en Madrid en el simposio La educación de los niños superdotados, patrocinado por la Fundación Rich, la Fundación CEIM y la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST) y subrayaron que la protección al escolar superinteligente debe evitar los elitismos y "estimular la inteligencia en la cooperación".

Aunque algunos de los ponentes como la experta de Toronto, Norah Maier, afirman que no existe un perfil específico para el niño superdotado y con talento, las investigaciones reflejan que estos niños representan entre el 2% y el 6% de la población escolar española y hasta el 10% 15% de la estadounidense.Esteban Sánchez Manzano, presidente de la AEST, habla de cociente intelectual, "son niños que sobrepasan el 135, a veces llegan al 200", cuando la media está en 110. "Pero el cociente intelectual no debe ser un dato único", subraya Norali Maier, 55 años, bielorrusa y hoy ciudadana de Toronto. "Son niños creativos, exigentes, demasiado activos... Sus padres hasta se quejan de ellos y debe ser el sistema escolar el que les preste atención, con unos profesores bien formados capaces de detectar su potencial y la diversidad que existe entre ellos para estimularles en una inteligencia más interpersonal, necesaria para todos".

Norah Maier afirma que el más inteligente no tiene por qué ser el primero de la clase, que "hay que desarrollar el derecho a la inteligencia en una sociedad donde hay crisis global de inteligencia y, para ello, hay que potenciar las aptitudes de cooperación y colaboración entre todos los escolares", lejos de cualquier tendencia al elitismo, "concepto pasado de moda. Es la inteligencia de entender al otro", añade.

Las asociaciones y estudiosos del fenómeno piden a los Gobiernos recursos y legislaciones capaces de garantizar una educación que se ocupe de los superdotados como en muchos países lo están haciendo ya con los discapacitados, por que, de no ser así, "el sistema educativo puede aplastar el desarrollo del potencial humano".

"Ningún político ni Gobierno", añade Norali Maier, "defiende la mediocridad y, sin embargo, está ganando la mediocridad en nuestra sociedad".

Este año se celebrará un encuentro internacional sobre el fenómeno de los superdotados en Hong Kong y en 1997 será en Madrid.

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