La encíclica, la Iglesia y el Estado
Una vez más, y van un montón, la opinión pública en general muestra, o se hace eco, de la opinión del Papa y de su última encíclica. El que esto ocurra demuestra una vez más lo mucho que influye la Iglesia en el Estado.Que de pronto lo que diga Karol Wojtila sirva para que las leyes y los derechos de los ciudadanos se vean discutido en los foros políticos y de opinión de un Estado que no es Ciudad del Vaticano me parece una barbaridad, y además un injerencia en los asuntos internos de otro país. Algunos católicos dirán que eso sólo influye a los católicos. Y digo yo: ¿no me influye también a mí? Vamos a ir por partes.
Si gracias a la moral católica de los partidos de derechas tipo PP, Unió Democrática, PNV etcétera, no se aceptan ciertos supuestos de aborto, me está in fluyendo a mí. ¿O no?
Si un farmacéutico se niega a vender condones o jeringuillas por su tozuda y torcida moral católica y alguien de los que hayan acudido a la farmacia queda infectado-a, con alarmante peligro en su vida, o simplemente si hay un embarazo no deseado, ¿quién tendría que pagar los platos rotos?
¿Acaso la sociedad tiene que aguantar esa carga?-
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