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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Obiang desvaría

LOS REGÍMENES dictatoriales suelen echar mano del espantajo de la conspiración exterior como forma de desviar la atención sobre sus fechorías interiores, En un momento en que muchos países, y especialmente España, muestran su inquietud sobre la suerte que pueda correr el principal líder de la óposición guineana, Severo Moto, sometido a un proceso judicial inconcebible en un país democrático, el presidente de ese país, Teodoro Obiang, ha acusado al Gobierno español de estar entrenando a fuerzas militares guineanas para invadir el país.No es la primera vez que este dictador, siempre reticente a someter su poder al veredicto de las urnas, recurre al expediente de acusar a Madrid de apoyar un golpe de Estado para justificar sus desmanes. Obiang llama golpismo a las denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos y a la voluntad de controlar más rigurosamente el destino de la ayuda económica que viene prestando al país del que fue antigua potencia colonial.

Ya en marzo, Obiang había imaginado, una fantasmagórica operación naval española cuyo objetivo sería la invasión de Guinea. Ahora ha denunciado el entrenamiento de ex militares guineanos en territorio español con el mismo objetivo.

La acusación ha sido hecha ante el cuerpo diplomático en pleno, incluido el embajador español. De "absurda y ridícula" la ha calificado el Gobierno de Madrid. La resistencia de Obiang a cualquier apertura, el descabezamiento de la, oposición política, la persecución emprendida contra su principal dirigente, Severo Moto, han acentuado el aislamiento de su régimen.

Ayer se celebró en Malabo el juicio sumarísimo ante un consejo de guerra contra Severo Moto. El fantasmal intento del golpe de Estado de que es acusado el líder opositor, su extraña confesión de arrepentimiento de hace algunos días y la descarada utilización que han hecho de ella la radio y la televisión únicas de Guinea Ecuatorial dan una idea del clima que rodea al proceso.

La detención a punta de pistola, ayer, del fiscal general de la República no ayuda, ciertamente, a tranquilizar a los miembros del tribunal. Los españoles tienen un infeliz recuerdo de este tipo de juicios sin garantías durante el franquismo y saben que la sentencia está dictada de antemano, sin que importe el juicio.

Incluso en este tipo de justicia militarizada el régimen de Obiang sigue siendo heredero del franquismo, en versión africana. De ese modo, y como sucedía en aquella época en España, el dictador tiene abierta la vía, si conviene a sus intereses, de ejercitar su clemencia sobre el reo. De ahí que le molesten tanto las presiones externas. Obiang pretende que quede claro que es su magnanimidad, y no las presiones. externas, lo que inspiraría una decisión de clemencia.

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