"Si los terroristas creían que iban a doblegarnos, se han equivocado"
V. R. DE AZÚA / J. G. IBÁÑEZ José María Aznar declaró telefónicamente ayer por la tarde a EL PAÍS, desde la clínica Ruber, que los terroristas no le doblegarán. "Si los terroristas creían que iban a doblegamos y hacemos cambiar nuestra línea política, se han equivocado", afirmó. "Vamos a seguir trabajando por la paz en España, y lo vamos a hacer con el apoyo de los millones de españoles que hoy han tenido a bien expresar su afecto", dijo el líder de los populares, quien subrayó que "siempre" agradecerá las muestras de apoyo y cariño que ha recibido.
A media tarde, Aznar abandonó unos minutos la clínica para hablar con los periodistas, a los que dijo: "Estoy bien. Muchas gracias. Gracias a todos por estar aquí. Muchas gracias a todos los que se han interesado por mí. Quiero mandar un saludo muy especial a todos los heridos en el atentado de esta mañana y a sus familiares, y un mensaje de tranquilidad para todo el mundo. Que todo el mundo esté tranquilo, que todo el mundo esté sereno como yo lo estoy. Estoy bien. No puedo ir, desgraciadamente, a ver a Su Majestad el Rey, porque los médicos, que son muy buenos pero un poco pesados y maniáticos, no me dejan salir, y les voy a obedecer. Pero por lo demás, me encuentro bien y todo irá bien. Muchas gracias a todos".Habían pasado nueve horas desde el atentado terrorista que estuvo a punto de costarle la vida y le esperaban con impaciencia cientos de personas, que ya sabían que la explosión del coche bomba sólo le produjo un pequeño corte en la barbilla y un chamuscado de pelo en la sien derecha.
A las 08.05, apenas cinco minutos después de haber salido de su domicilio, Aznar sintió en el interior de su Audi 200 un enorme estallido. "Fue un estruendo seco. Y luego se produjo una gran humareda que no nos dejaba ver nada", relató a EL PAÍS el chófer, Estanislao Cumplido.
Estanis, de 42 años, se sentía como si hubiera vuelto a nacer. Y, ciertamente, si no fuera porque conducía un vehículo comprado hace un año con blindaje instalado en fábrica -un modelo idéntico al utilizado por el Rey en sus desplazamientos por Barcelona durante los Juegos Olímpicos de 1992-, Aznar, el chófer y el escolta que viajaban juntos difícilmente habrían sobrevivido.
La protección del vehículo impidió que entrara metralla dentro del habitáculo del coche, pero la deflagración rompió el parabrisas y tres ventanillas laterales -no la del asiento de Aznar- y bloqueó los cierres de las puertas traseras.
Aznar, que se encontraba en el asiento posterior derecho, tuvo que saltar a la zona del conductor para poder salir. Ya en la calle, quiso dirigirse hacia donde se encontraban algunos heridos, pero los escoltas -el que viajaba en su coche y los otros tres que le seguían en otro turismo- le recomendaron alejarse inmediatamente por temor a otra explosión. El presidente del PP y su chófer acudieron a pie a la clínica Belén, situada a 50 metros. El comisario de policía encargado de su seguridad, que sufrió quemaduras en el coche de escolta, fue trasladado en ambulancia a La Paz.
Poco después de entrar en la clínica, en- tomo a las 08.35, Aznar telefoneó a su mujer, Ana Botella, y a la sede central del partido, para tranquilizarles. Se encontraba bien. Tras una primera revisión, se trasladó a la clínica Ruber para someterse a una exploración minuciosa. Allí le visitó Julio Anguita, que había escuchado desde su casa la deflagración. También acudió el ministro Belloch.
Felipe González le telefoneó en dos ocasiones. Una, inmediatamente después del atentado, y otra a las 9 de la noche. Los Reyes mostraron también un interés especial. Primero habló el Rey con Ana Botella, cuando Aznar era sometido a un exploración. Horas después, don Juan Carlos, que tenía previsto recibir ayer en audiencia al presidente popular, conversó con él, y doña Sofía, en otra llamada, con Ana Botella.
Simultáneamente, centenares de personas se acercaban a la sede del partido. Algunos expresaron en voz alta su rabia por la "canallada" y la "salvajada" que se acababa de cometer. Habían pasado sólo 55 días desde que ETA había asesinado al candidato del PP a la alcaldía de San Sebastián, Gregorio Ordóñez. Y sólo 24 horas desde que el ministro del Interior, Juan Alberto Belloch, había indicado a Jaime Mayor Oreja y Rodolfo Martín Villa que, según la información disponible por la policía, el PP no era objetivo inmediato de ETA.
La visita de Aznar a la base naval de Rota, prevista para hoy, ha sido suspendida.
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