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Los testigos de un juicio a varios grapos se sienten desprotegidos por no poder declarar anónimamente

Un tribunal de la Audiencia Nacional autorizó ayer a que varios vecinos de un inmueble madrileño, citados como testigos en un juicio a miembros dé los GRAPO, declaren ocultos a la vista de los procesados y el público para garantizar su seguridad, tras haber sido objeto de amenazas si declaraban en el proceso. La identidad de estos testigos será revelada, sin embargo, a los abogados de los siete grapos encausados, que previamente habían advertido que renunciarían a ejercer la defensa si el tribunal aceptaba que los testigos declarasen bajo un total anonimato. Los testigos dicen sentirse tan desprotegidos, si los abogados de los terroristas saben su nombre como si les vieran los propios acusados.

, La Asociación de Víctimas del Terrorismo, que ejerce la acción popular, planteó que los testigos, vecinos de un inmueble de la madrileña calle de Coslada donde los miembros de los GRAPO (Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre) tuvieron un piso franco, declarasen anónimamente al amparo de la reciente ley de Protección de Testigos. El incidente mantuvo paralizado el juicio durante gran parte de la mañana, dado que los cuatro, defensores de los grapos alegaron que el total anonimato de los testigos vulneraba el principio de publicidad del proceso.Los abogados indicaron que si la Audiencia autorizaba los testimonios anónimos renunciarían a ejercer la defensa. Esto obligaría a suspender el juicio y designar abogados de oficio, que tendrían que estudiar la causa desde su inicio.

Los magistrados se retiraron a deliberar y acordaron que los testigos declaren desde una de_ pendencia aneja al tribunal, ocultos a la vista de los procesados y el público, aunque su identidad será conocida por los abogados. Éstos aceptaron y se procedió a la reanudación del proceso. Los testigos comenzarán a declarar hoy, ya que ayer no dio tiempo a que acabasen de declarar los procesados.

Laureano. Ortega, que sólo aceptó contestar las preguntas de los defensores, reconoció su pertenencia a un comando de los GRAPO y su intervención, en la colocación de la bomba en un oleoducto de Repsol en Tarragona como represalia porque sus compañeros presos en huelga de hambre y estaban siendo "Prácticamente asesinados".

Ortega negó, sin embargo, que la banda hubiese amenazado a los testigos de la calle Coslada. Incluso se rió cuando vió el pasquín hallado en el portal del inmueble: "Yo he hecho comunicados de los GRAPO" dijo, "y eso es una burda imitación. Ahí falta el anagrama de los GRAPO, que es fundamental. Y. nosotros no escribimos con recortes de prensa", aseguró.

Otro de los procesados, Guillermo Vázquez Bautista, que al igual que Ortega contestó sólo a la defensa y denunció extensamente las presuntas torturas a que fue sometido, también negó que él escrito de amenaza fuera de los GRAPO pero, en su lugar, ofreció posibles culpables: "Habrán sido la Guardia civil, la policía o el fiscal".

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También declararon las presuntas activistas Olga Oliveira y María Jesús Romero Vega. El juicio continuará a las diez y media de hoy con el interrogatorio de los demás procesados, y proseguirá con el de los testigos.

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