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La reforma les hizo rivales

Tenían razón quienes previeron que Shanghai, la gran ciudad portuaria china, se convertiría en el último escenario vivo de la larga pugna entre Deng Xiaoping y Chen Yun, o lo que es lo mismo, entre los máximos dirigentes de las dos corrientes rivales que gobiernan China, la reformista y la neoconservadora. Puesto en términos de democracia occidental, entre GobieRNo y oposición.Corría el Año Nuevo Lunar de 1994 (9 de febrero) y los dos octogenarios líderes (entonces Deng tenía 89 años y Chen, 88) optaron por pasar esa celebración en el bello puerto que se disputaron todas las potencias coloniales a principios de siglo. Su presencia y coincidencia, tal vez fortuita

,,dejó patente la importancia que ha tomado esa ciudad en la actual estrategia política del Imperio del Centro.

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De un lado, el clan de Shanghai, que encabeza el presidente y secretario general del Partido ComunIsta Chino (PCCH), Jiang Zemin, simboliza la continuidad de la reforma impulsada por Deng y, si a su muerte logra mantenerse en el poder, significaría que los principios básicos de ésta se respetarían.

1 Pero Shanghai es también en el actual marasmo de la política china la ciudad modelo, cuyos dirigentes siguen al pie de la letra las ordenanzas de Pekín y aplican fielmente lo que decide el PCCh. Por ello, Shanghai es también muy importante para los neoconservadores que defienden una mayor centralización contra los desmanes que los dirigentes provinciales han hecho del denguismo. Los hombres de Chen Yun abogan por un mayor poder del PCCh y este bello puerto bañado por las aguas de los ríos Huang Pu y Suzhou, casi en el estuario del Yangtsé, se ha convertido en su bastión: de los siete miembros del Comité Permanente del Buró Político del PCCH, el máximo órgano de poder en China, tres son shanghaineses.

A Deng no se le ha visto públicamente desde aquel febrero y, mientras se multiplicaban los rumores sobre su deterioro físico, Chen Yun, supuestamente con mejor salud, aseguraba en octubre pasado su disposición a "morir con las botas puestas" defendiendo la centralización y el mayor control del PCCh.

La muerte de Chen no libera simplemente a Deng de su principal rival. El anciano dirigente pierde también a su más veterano compaÑero de lucha. Ambos compartían el principio fundamental de que sólo el PCCh debía gobernar el futuro de China y ambos defendieron en la era del Gran Timonel (Mao Zedong) la necesidad de una reforma que permitiera a China entrar con paso firme en el siglo XXI. De hecho, si a Deng se le llama el "arquitecto de la refórma", a Chen Yun, un prestigioso economista, se le reconoce como el "ideólogo" de ésta.

Sin embargo, la puesta en práctica de la teoría reformista fue precisamente la que abrió una brecha insalvable entre los dos líderes. Para Deng, tal vez temeroso de ser víctima de un nuevo vaivén de la política china como las tres purgas sufridas con anterioridad, había que hacerlo a toda máquIna, dejando de lado las consecuencias negativas de la reforma: inflación, descontento juvenil, corrupción, paro, mayores desigualdades sociales, desequilibrio entre el campo y la ciudad, entre la costa, y el interior. Por el contrario, Chen defendía una apertura económica paulatina que tuviera en cuenta las características y, la idiosincrasia china y que permitiera al Gobierno y al partido sostener con firmeza las riendas del poder.

La desaparición de Chen supone también que a la muerte de Deng tanto los reformistas y como los neoconservadores estarán descabezados y habrán de poner de forma definitiva el poder en manos de la generación siguiente a la suya. A primera vista, los deLfines de una y otra corriente, Jiang Zemin, reformista, y el primer ministro Li Peng, neoconservadora, están integrados en la llamada troika -formada también por el viceprimer ministro ZhU Rongji- que supuestamente debería dirigir la China post-denguista, pero conforme se hacen más evidentes los efectos negativos de la reforma más se debilita el poder de ésta.

Numerosos analistas consideran que China, una vez desprovista de los hombres que hicieron la Larga Marcha, se deshará de la generación casi anodina que les siguió y dará paso a la siguiente, es decir a los hijos de sus primeros héroes, en su mayoría tecnócratas que, como en el caso de Chen Yuan, vIcegobernador del Banco Central e hijo de Chen Yun, ocupan en la actualidad cargos intermedios y tienen un, mejor conocimiento de la realidad internacional, lo que les situa en una posición más firme que la de sus predecesores.

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