_
_
_
_
_

Los asesores de Borís Yeltsin acarician la idea de prolongar por referéndum el mandato presidencial

Pilar Bonet

El ejemplo dado por los dirigentes asiáticos de la antigua URRS, que han decidido prolongar su mandato por la vía del referéndum, es una fuerte tentación para los allegados del presidente de Rusia, que, pese al compromiso adquirido por Borís Yeltsin, siguen deshojando la margarita sobre la posibilidad de imitar a los líderes de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán. El detonante para adoptar tal decisión pudiera ser algún incidente desestabilizador.

Ayer, el jefe de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso), Iván Ribkin, manifestó a la agencia Interfax que, según la Constitución, es posible realizar un referéndum para retrasar las elecciones y prolongar las competencias del presidente y del Parlamento. Ribkin, sin embargo, dijo desconocer si el equipo de Yeltsin tiene planes para demorar los comicios, tal como había afirmado anteriormente el jefe del Comité de Seguridad de la Duma, Víktor Iliujin. Según éste, una de las varias estratagemas elaboradas por el equipo presidencial consiste en una desestabilización planeada en dos o tres regiones de Rusia.Entre quienes han denunciado planes para torpedear las elecciones están el ex vicepresidente, Alexándr Rutskói, y el líder ultranacionalista, VIadímir Zhirinovski. Este último mencionó ayer la "compra" de diputados, la provocación de desórdenes en varias regiones y la falta de la correspondiente normativa legal. La ley sobre la elección de la Duma no ha sido aún aprobada por el Consejo de la Federación, mientras la ley para la renovación de está Cámara alta no ha comenzado a ser debatida aún. Zhirinovski acusó a la Administración presidencial de haber ofrecido 5.000 dólares (unas 650.000 pesetas) y otras prebendas a los diputados que ingresen en la fracción Estabilidad, que ha sido creada en el Parlamento ruso con el apoyo de la Administración presidencial y el banquero Oleg Boiko, hasta hace poco dirigente del partido reformista Opción de Rusia.

El líder ultranación alista consideró "artificial" el decreto promulgado a finales de marzo por el presidente Yeltsin para luchar contra el fascismo, que en algunos ambientes políticos ha sido considerado como un posible instrumento para eliminar a incómodos competidores en las elecciones. El decreto, sumamente vago, fue publicado justamente el día en que era liberado Alexéi Vedenkin, quien se había declarado partidario de matar de un tiro en la nuca a varios prestigiosos liberales, entre ellos el diputado y ex defensor del Pueblo Serguéi Kovaliov.

Kovaliov intervino ayer en una conferencia de prensa para advertir que la guerra de Chechenia puede continuar cobrándose vidas durante años, aunque desaparezca de las páginas de los periódicos.

Por primera vez, la Duma aprobó ayer una ley para regular políticamente la crisis en aquella república norcaucásica. La ley, que para ser efectiva tiene que pasar aún por un largo procedimiento y contar con la firma del presidente, es el primer intento de influir sobre el Ejecutivo con un texto de obligado cumplimiento. En lo que se refiere a Chechenia, hasta ahora el Parlamento había aprobado sólo disposiciones y llamamientos que no obligan a nadie. La ley, en la versión aprobada ayer, prevé conversaciones entre el Ejército ruso y las formaciones armadas chechenas y prohíbe la utilización de las Fuerzas Armadas para fines no previstos por la Ley de Defensa.

Otro intento, posiblemente tardío, de la Duma pára influir en el proceso político fue la aprobación (con 276 votos a favor y 2 en contra) de una ley que congela el proceso de privatización del primer canal de la televisión estatal (Ostánkino, transformado en la Televisión Pública Rusa desde el pasado día 1). Según la ley (que requiere el apoyo de la Cámara alta y la firma de Yeltsin para ser efectiva), la privatización de las cadenas de televisión debe someterse a normas especiales.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El Gobierno ruso tendrá que afrontar un voto de censura en la Duma (el segundo en la historia de este Parlamento) debido a su tibia actitud ante Ucrania (posiblemente la semana próxima), ya que así lo han exigido más de 90 parlamentarios a instancias de Konstanín Zatulin, el jefe del comité de la Duma encargado de defender los derechos de los rusos en el extranjero. Un parlamentario ultranacionalista, Nikolái Lisenko, desgarró ayer una bandera de Ucrania durante la sesión de la Duma.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_